La correlación entre las rentabilidades de los bonos y las acciones aumentó significativamente tras la pandemia de la COVID-19 debido a una combinación de factores que afectaron negativamente a ambos mercados, como el repunte de la inflación, el aumento de los tipos de interés, la subida de los precios de las materias primas y la inestabilidad geopolítica. La correlación se ha mantenido en niveles elevados desde entonces.
Como resultado, las carteras 60/40 experimentaron rentabilidades muy negativas, como ejemplificamos más abajo en una cartera centrada en Estados Unidos. Con su exposición al índice S&P 500 y a los bonos del Tesoro estadounidense, la cartera 60/40 cayó casi un 18% en 2023, registrando su peor año desde 1937.
Las correlaciones entre las acciones y los bonos se han vuelto muy positivas
Fuente: Robert Shiller, Schroders, LSEG Datastream. Las rentabilidades de la renta variable se representan mediante las rentabilidades del índice S&P 500; los de la renta fija, mediante los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años. A 11 de julio de 2025. Las rentabilidades pasadas no son indicativas de los resultados futuros.
Reconocer los cambios estructurales externos...
Para entender por qué las viejas hipótesis ya no funcionan, es importante tener en cuenta cómo ha cambiado el entorno y si las circunstancias actuales persistirán. Identificamos varias tendencias a largo plazo y las condiciones de mercado resultantes que, en nuestra opinión, se prolongarán hasta 2026 y más allá: el aumento de la deuda pública, el envejecimiento de la población y unos tipos de interés que se mantendrán altos.
... y analizando lo que significan para los mercados financieros
Los años relativamente benignos que siguieron a la crisis financiera de 2008-2009, cuando las acciones se dispararon en un contexto de tipos de interés cercanos a cero y baja inflación, han llegado a su fin.
El menor crecimiento y la inflación persistente suscitan preocupación tanto en los mercados de bonos como en los de acciones y apuntan a una volatilidad cada vez mayor. Junto con esta volatilidad, es probable que la correlación entre las acciones y los bonos siga siendo alta.
En este nuevo escenario, aunque los bonos pueden ser menos útiles como diversificadores, el retorno de unos rendimientos más altos los convierte en fuentes de ingresos potencialmente atractivas.
Los cambios en la composición del mercado también son un factor para tener en cuenta: los inversores deben buscar una gama más amplia de activos para satisfacer sus necesidades. El universo de acciones que cotizan en los principales mercados bursátiles públicos del mundo sigue reduciéndose. Cada vez son más las empresas que obtienen financiación a través de canales del mercado privado. Actualmente, el private equity y la deuda privada conforman un mercado combinado de 13 billones de dólares, frente al menos de 1 billón de dólares de hace dos décadas.
Dentro del ámbito de las acciones cotizadas, la composición del mercado también ha cambiado. En el periodo posterior a la crisis financiera las acciones estadounidenses de gran capitalización dominaban los índices globales. A principios de 2025, las acciones estadounidenses representaban más del 70% del índice MSCI World, y gran parte de este dominio se debía a menos de 10 acciones.
Encontrar un nuevo enfoque de cartera para una realidad diferente
Estas circunstancias cambiantes exigen una nueva estrategia para construir carteras sólidas. En nuestra opinión, este enfoque debe basarse en tres principios fundamentales.
- Ingresos: el papel de los bonos cambia.
- La gestión activa es fundamental.
- Mayor diversificación tanto en los mercados públicos como en los privados.
Ingresos: cambia el papel de los bonos
Aunque históricamente los bonos han funcionado como diversificadores dentro de las carteras, ahora vemos, por las razones expuestas anteriormente, un retorno a su función principal como generadores de ingresos.
Sin embargo, incluso en esa función, requieren de una selección y gestión cuidadosas. Las rentabilidades pueden ser altas hoy en día en comparación con gran parte del período posterior a la crisis financiera, pero ¿son lo suficientemente altas como para compensar la volatilidad de los bonos? En muchos casos, todavía no.
Tras 30 años de mercado alcista de bonos, es posible que tengamos que prepararnos para un mercado bajista prolongado. Dentro de ese contexto, por supuesto, surgirán algunas oportunidades de ingresos muy atractivas. Hoy en día estamos viendo algunas de ellas en los bonos de corta duración, por ejemplo.
Con esta volatilidad de los bonos como telón de fondo, quienes buscan ingresos deben recurrir también a otros activos. La deuda privada, en sus diversas formas, ofrece una fuente de ingresos alternativa, estable y no correlacionada. Estos préstamos suelen tener una estructura de tipo variable, lo que significa que los ingresos que generan pueden variar en función de un tipo de referencia. Como resultado, la deuda privada suele ser mucho menos sensible a las variaciones de los tipos de interés que la deuda pública de tipo fijo.
Los títulos respaldados por hipotecas (MBS por sus siglas en inglés) también suelen comportarse bien en condiciones adversas para otros tipos de bonos, como los entornos de subida de tipos. Los MBS pueden resultar atractivos en un mercado de subida de tipos, ya que es posible que menos consumidores decidan refinanciar sus hipotecas a medida que suben los tipos hipotecarios, lo que estabiliza el flujo de caja que generan estos títulos (ver el gráfico siguiente).
Los valores respaldados por hipotecas obtuvieron mejores resultados en la mayoría de ocasiones en las que subieron los tipos.
Fuente: Bloomberg, análisis de los periodos de subida de tipos que se han producido desde 1993. Los resultados pasados no son indicativos de los resultados futuros.
La gestión activa es fundamental
Los cambios que se han producido en el mercado de valores han generado una mayor dispersión de las rentabilidades, lo que favorece a los gestores activos. Históricamente, los mercados de valores públicos han atravesado ciclos en los que los factores clave que impulsan las rentabilidades oscilan entre factores macro y micro.
En algunos mercados, las condiciones macroeconómicas —como la tasa de crecimiento económico, los tipos de interés y la facilidad de acceso al capital— tienen un impacto mayor de lo habitual en la rentabilidad del mercado de valores. Las estrategias pasivas que proporcionan una amplia exposición al mercado pueden funcionar bien en tales condiciones.
Por ejemplo, después de que la economía global saliera de la crisis financiera de 2008-2009, los factores macroeconómicos tuvieron durante muchos años (con algunas excepciones notables en años concretos) un impacto considerable en la rentabilidad de la renta variable, ya que muchas empresas y sectores se beneficiaron de la recuperación económica mundial (ver el siguiente gráfico).
Aunque los factores microeconómicos suelen ser los que más influyen en la rentabilidad de las acciones, el impacto de los factores macroeconómicos ha ido aumentando y disminuyendo con el tiempo.
Fuente: Goldman Sachs, Schroders, LSEG Datastream, 11 de julio de 2025. La rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros.
Los gestores activos que pueden invertir más en las empresas y sectores que destacan en un clima macroeconómico concreto pueden seguir generando rentabilidades superiores para los inversores durante estos periodos.
En otras ocasiones, los factores microeconómicos —las circunstancias de empresas individuales y sectores concretos— tienen un impacto mucho mayor en la rentabilidad general del mercado bursátil. En estos momentos, los gestores activos que se centran en comprender esos factores microeconómicos tienen aún más oportunidades de superar a las estrategias pasivas.
Cuando los fundamentales de las empresas y los sectores tienen una mayor influencia en la rentabilidad de la renta variable que los factores macroeconómicos generales, la rentabilidad en todo el mercado de valores puede dispersarse mucho más. Quizás no sea sorprendente que estos periodos se produzcan a menudo cuando existe una mayor incertidumbre sobre la economía y los mercados financieros.
La dispersión de las rentabilidades de la renta variable aumenta en períodos de incertidumbre
Fuente: Goldman Sachs, Schroders, LSEG Datastream, 11 de julio de 2025. La rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros.
Hoy en día existe una considerable incertidumbre. El aumento de las tensiones geopolíticas y la fragmentación de las alianzas comerciales y políticas ya se estaban produciendo incluso antes de que Trump anunciara los aranceles que sacudieron los mercados en abril.
Aunque la inflación ha bajado desde los máximos que alcanzó tras la pandemia, se mantiene en niveles que han impedido a los bancos centrales relajar la política monetaria mediante recortes significativos de los tipos de interés. Es probable que los bancos centrales tengan que mantener su equilibrio entre fomentar el crecimiento y frenar la inflación.
Vemos motivos para que continúe aumentando la dispersión de las rentabilidades. Estas son condiciones en las que los gestores activos pueden destacar y demostrar, incluso más de lo habitual, el valor que pueden aportar a los inversores. La inteligencia artificial (IA), que afecta a todos los sectores, es otro factor externo que podría amplificar la dispersión de las rentabilidades. Esto se debe a que algunas empresas aprovecharán y utilizarán la IA de forma mucho más eficaz y rentable que otras. Los gestores activos pueden identificar las empresas que sacan el máximo partido a las capacidades que pueden aportar los avances en IA.
3. Mayor diversificación tanto en los mercados públicos como en los privados
Las inversiones alternativas han obtenido buenos resultados en mercados volátiles y difíciles. Precisamente porque tienen factores de rentabilidad y exposiciones al riesgo muy diferentes, las clases de activos dentro de inversiones alternativas han obtenido buenos resultados en períodos de mayor turbulencia para los mercados públicos de renta variable y deuda.
Los activos de infraestructura renovable, como los parques eólicos y solares, pueden seguir proporcionando ingresos y rentabilidades totales atractivos incluso en períodos difíciles para la deuda pública, como el aumento de la inflación y las tasas de interés. Muchos proyectos de energía renovable operan bajo contratos a largo plazo respaldados por el gobierno o acuerdos de compra de energía (PPAs por sus siglas en inglés) que proporcionan flujos de efectivo estables y predecibles. Estos contratos también suelen incluir mecanismos de protección contra la inflación, lo que permite que las rentabilidades aumenten incluso cuando la inflación se dispara.
Las materias primas como el oro han proporcionado una valiosa diversificación en períodos de mayor incertidumbre, ya que en esos momentos la gente busca la seguridad de poseer activos tangibles y sólidos. Por esa razón, las materias primas pueden proporcionar una cobertura cuando la inflación es alta y los mercados y las divisas son volátiles.
El private equity ha demostrado una resistencia especial durante las grandes crisis de los últimos 25 años. En los mercados turbulentos que se produjeron durante este periodo, entre los que se incluyen el colapso de las puntocom entre 2001 y 2003, la crisis financiera mundial de 2008-2009 y la pandemia de la COVID-19, el private equity superó al capital público (según el índice MSCI All Country World Index) y, además, mostró una volatilidad significativamente menor.
Desde 1998, la rentabilidad superior de las acciones privadas frente a las públicas se duplicó durante los periodos de crisis.
Fuente: MSCI (Burgiss), Schroders Capital. El índice MSCI Burgiss Global Private Equity Funds es un índice ponderado por capitalización que incluye fondos de adquisición, capital riesgo y crecimiento. Las cifras de rendimiento se basan en los rendimientos ponderados por tiempo trimestrales agrupados en dólares, netos de todas las comisiones a los socios comanditarios. El rendimiento simulado sin crisis supone la exclusión de los periodos con perturbaciones en el mercado. La tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) se calcula sobre un periodo efectivo más corto para reflejar la eliminación de estos periodos. La rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros.
La deuda privada, como se ha indicado anteriormente en relación con las alternativas a los bonos, puede proporcionar ingresos estables y no correlacionados.
Los valores vinculados a seguros, como los bonos catástrofe, son un diversificador especialmente atractivo dentro del universo de la deuda privada. Los bonos catástrofe o «cat bonds», en inglés, ofrecen una prima de riesgo basada en su exposición a eventos asegurables como huracanes, terremotos u otros desastres naturales. Los ciclos de tipos de interés y crédito, que tienen una influencia tan importante en la deuda pública y los bonos corporativos, tienen poco impacto en los bonos catástrofe. En cambio, sus retornos dependen principalmente de la frecuencia de los desastres naturales y de cómo las aseguradoras valoran la protección contra estos eventos. Los bonos catástrofe y otros valores vinculados a seguros pueden, por lo tanto, servir de cobertura frente a las turbulencias de los mercados tradicionales, al tiempo que proporcionan una fuente de ingresos totalmente diferenciada.
Las ventajas de la diversificación que ofrecen los valores vinculados a seguros, como los bonos catástrofe, se mantuvieron durante los periodos de mayor volatilidad del mercado.
Fuente: (izquierda) LSEG Datastream, 13 de marzo de 2025. (derecha) Schroders Capital, Bloomberg, rentabilidades mensuales desde el 1 de enero de 2002 hasta el 31 de enero de 2025 en USD. Bonos catastróficos: Swiss Re Global Cat Bond TR Index, Renta variable global desarrollada: MSCI World, Bonos de alto rendimiento: BofA Merrill Lynch Global High Yield Index, Deuda de mercados emergentes: JP Morgan EMBI+, Materias primas: S&P GSCI, Bonos con grado de inversión: Bloomberg US Corporate Bond Index, Bonos del Tesoro de EE. UU.: BofA Merrill Lynch US Treasury, Fondos de cobertura: Credit Suisse Hedge Fund Index. Las rentabilidades pasadas no son indicativas de los resultados futuros.
Los fondos de cobertura o hedge funds han sido valorados durante mucho tiempo por su flexibilidad y su potencial de generar rentabilidades en diferentes ciclos del mercado. Mediante el empleo de una serie de estrategias, entre las que se incluyen las posiciones largas/cortas en renta variable, las estrategias neutrales al mercado y las multi-estrategias, los fondos de cobertura pueden tratar de obtener beneficios tanto en mercados alcistas como bajistas, en parte gracias a la protección frente a las caídas que ofrecen las posiciones cortas. Su enfoque dinámico y su gestión activa del riesgo pueden convertirlos en una herramienta valiosa para navegar por la volatilidad y proteger el capital cuando los activos tradicionales se ven sometidos a presión.
Conclusión: la gestión activa y los activos alternativos probablemente sean soluciones clave para los problemas críticos actuales
Los inversores deben abordar el siguiente reto: la volatilidad de los mercados públicos continuará y la correlación entre los mercados públicos de renta variable y renta fija seguirá siendo alta.
Las guerras comerciales, los conflictos geopolíticos, el crecimiento económico más moderado, la inflación persistente, los tipos de interés elevados, los costes de la descarbonización y la incertidumbre sobre la revolución de la inteligencia artificial mantendrán los mercados de renta variable y de renta fija en un estado de elevada volatilidad.
¿Y la solución? Probablemente, la clave esté en diversificar entre activos alternativos y seguir aplicando una gestión activa.
Es posible que los inversores tengan que encontrar su propio punto de equilibrio, en el que puedan tolerar cierto grado de riesgo adicional para obtener los beneficios de unas rentabilidades potencialmente más elevadas y una mayor diversificación.
Las condiciones actuales sugieren que seguirá habiendo un alto grado de dispersión entre las rentabilidades de las diferentes clases de activos, lo que favorece a los gestores activos que pueden ser selectivos.
Los mejores gestores activos se dedican plenamente al análisis de valores para ayudar a identificar qué inversiones pueden destacar en cualquier momento y cuáles pueden tener dificultades. Esa cuidadosa selección podría marcar la diferencia.
Las opiniones expresadas aquí no representan necesariamente las opiniones declaradas o reflejadas en las Comunicaciones, Estrategias o Fondos de Schroders. Este documento tiene fines informativos exclusivamente y no se considera material promocional de ningún tipo. La información aquí contenida no se entiende como oferta o solicitud de compra o venta de ningún valor o instrumento afín en este documento. No se debe depositar su confianza en las opiniones e información recogidas en el documento a la hora de tomar decisiones de inversión y/o estratégicas. La información aquí contenida se considera fiable, pero Schroders no garantiza su integridad ni su exactitud. La rentabilidad registrada en el pasado no es un indicador fiable de los resultados futuros. El precio de las acciones y los ingresos derivados de las mismas pueden tanto subir como bajar y los inversores pueden no recuperar el importe original invertido. Las previsiones están sujetas a un alto nivel de incertidumbre sobre los factores económicos y de mercado futuros que pueden afectar a los resultados futuros reales. Las previsiones se ofrecen con fines informativos a fecha de hoy. Nuestros supuestos pueden variar sustancialmente en función de los cambios que puedan producirse en los supuestos subyacentes, por ejemplo, a medida que cambien las condiciones económicas y del mercado. No asumimos ninguna obligación de informarle de las actualizaciones o cambios en estos datos conforme cambien los supuestos, las condiciones económicas y del mercado, los modelos u otros aspectos. Publicado por Schroder Investment Management (Europe) S.A., Sucursal en España, c/ Pinar 7 – 4ª planta.28006 Madrid – España.
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