Para abordar los problemas medioambientales es necesario un planteamiento diferente

Este artículo ha sido escrito por Matthias Fawer, analista senior ESG e Impacto de Vontobel y Thomas Trsan, gestor y analista senior ESG de Vontobel

Cada año, la mitad de la población mundial soporta un estrés hídrico extremo que dura al menos un mes. Sin embargo, la realidad de la escasez de agua no suele acaparar muchos titulares si se compara con los retos más generales del clima y la biodiversidad.

Hemos visto a mucha gente citar en el Día Mundial del Agua datos y cifras como los anteriores acerca de cuánto dinero se necesita para hacer frente a la crisis del agua, cuándo nos quedaremos sin agua dulce y otras estadísticas que acaparan titulares.

Pero todo esto no son más que conjeturas. Lo que tenemos que hacer es dejar de considerar todas estas cuestiones de forma aislada y adoptar un enfoque global que aborde todos estos retos medioambientales estrechamente interrelacionados.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (como el número seis sobre agua limpia y saneamiento) no pueden funcionar de forma aislada. Tampoco pueden hacerlo los retos medioambientales a los que nos enfrentamos: la degradación de los recursos del planeta, la rápida pérdida de biodiversidad, todo ello contribuye a la escasez de agua y viceversa.

Lo que necesitamos es un enfoque holístico que plantee de manera conjunta la naturaleza, el medio ambiente y todos los demás retos mundiales interrelacionados. No podemos resolver ninguno de estos problemas por separado y no podemos hacer que la biodiversidad, el clima y el agua compitan entre sí. Hay que dejar claro el nexo entre las distintas áreas.

Las jornadas de concienciación, o incluso los avances políticos concretos sobre temas específicos, pueden ser útiles para impulsar las conversaciones, pero para que el compromiso de lograr un verdadero cambio sea efectivo, necesitamos un acuerdo global sobre la estrategia del cambio. La Integración de Políticas Medioambientales (IPA) es una vía que las organizaciones han venido reclamando para incorporar objetivos medioambientales más amplios en ámbitos políticos que tradicionalmente han quedado fuera de la esfera de los temas medioambientales. De este modo, podemos intentar reducir el nivel de incoherencia y conseguir un cambio real y de impacto.

El reto, como siempre, es conjugar el beneficio de la toma de decisiones a largo plazo. Diversos estudios sobre los consumidores han demostrado que los votantes desean que se tomen medidas sobre el clima, pero este apoyo disminuye rápidamente si cualquier medida tiene un impacto negativo en sus bolsillos o en la economía en general.

La clave aquí es encontrar soluciones que no sólo beneficien a las finanzas del país, sino que también ayuden a hacer crecer la economía. Esta economía verde en expansión ofrece atractivas oportunidades de inversión. Muchas de las soluciones ya son competitivas en costes y las soluciones tecnológicas avanzan a pasos agigantados. La colaboración entre los sectores público y privado podría desbloquear cientos de miles de millones de dólares de capital, lo que es fundamental si queremos encontrar soluciones reales y tangibles.