La estructura de la Reserva Federal bajo revisión: ¿Qué implicaciones tiene para la inversión?


La presión del presidente Trump para que bajen los tipos de interés en 2025 ha dominado los titulares. Sin embargo, en mi opinión, hay varios motivos para prever un giro significativo en la estructura, las responsabilidades y los procesos de la Reserva Federal el año que viene. Estos cambios podrían afectar a la independencia del banco central y a su capacidad para fijar políticas monetarias y de supervisión eficaces y, en última instancia, influir en el valor del dólar, las primas por plazo de los bonos a largo plazo y el múltiplo al que cotizan las acciones.
La política en materia de personal
La moderación en las decisiones de la Fed sobre los tipos solo será vista de forma positiva si los datos la respaldan; de lo contrario, el Dólar podría depreciarse y las tires en el tramo largo de la curva aumentar, ya que el mercado descontaría mayor inflación y menor confianza en la política monetaria. En otras palabras, la presión del Gobierno a favor de recortar tipos a corto plazo puede tener un coste si la Fed se aparta de su guion habitual.
Ese guion, además, solo funciona si quienes lo aplican son igual de eficaces. Ya estaba previsto un cambio en la presidencia de la Fed en mayo de 2026, pero ahora, con el intento del presidente de destituir a Lisa Cook, miembro de la Junta de Gobernadores, es probable que la mayoría de los siete integrantes sean nombrados por Trump: un posible sustituto de Cook, además de Michelle Bowman, Christopher Waller y el recién incorporado Stephen Miran. Los gobernadores forman parte de los 12 miembros de la FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto —encargado de fijar los tipos de interés—), junto con el presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y otros cuatro presidentes de bancos regionales, que rotan en mandatos anuales. Aunque existen 12 presidentes regionales, solo el de Nueva York ocupa un puesto permanente en el FOMC.
La composición de la Junta en 2026 será importante por tres razones clave:
1. Los mandatos de los 12 presidentes regionales expiran el último día de febrero de 2026 y la Junta decidirá quién ocupará esos cargos durante los siguientes cinco años. Es plausible que una Junta afín a Trump bloquee la reelección de un presidente regional más agresivo o, como mínimo, influya en el pensamiento de quienes aspiran a ser renovados.
2. La Junta es responsable de la regulación bancaria, no el FOMC, aunque esa responsabilidad podría cambiar, como se explica más adelante. Por ello, las ideas de Trump sobre la desregulación podrían cobrar más fuerza en una Junta recién configurada.
3. La Junta tiene la última palabra sobre la tasa de descuento, el tipo al que las instituciones financieras pueden pedir préstamos directamente a un Banco de la Reserva Federal; esta tasa actúa como techo del tipo de los fondos federales.
Posible injerencia en las herramientas de la Fed
A medida que se produzcan los nombramientos en los próximos meses, conviene vigilar varias áreas en las que podrían cambiar las competencias y herramientas de la Fed:
Intereses sobre el excedente de reservas. Si hay algo en lo que coinciden ambos partidos es en el deseo de que la Fed deje de pagar intereses sobre el excedente de reservas que los bancos deben mantener. ¿Podríamos ver un escalonamiento de estos pagos a partir del próximo año, a medida que crece el escrutinio sobre la Fed? Esto acercaría a la Fed a la práctica de otros bancos centrales y eliminaría la polémica sobre pagos a bancos comerciales —incluidos los extranjeros— en lugar de al Tesoro.
Ajuste cuantitativo (QT). Es posible que en 2026 finalice el QT, cuando las reservas alcancen un nivel que empiece a afectar a la liquidez del mercado. Hasta ahora, la Fed ha reducido su balance mediante el QT, primero disminuyendo las operaciones de repos y, más recientemente, la cuenta general del Tesoro, sin alterar las reservas bancarias. Conviene recordar que, a principios de este año, la Fed ralentizó de forma significativa la reducción de bonos del Tesoro para prolongar el proceso y suavizar el impacto sobre la liquidez. Una Fed independiente probablemente consideraría equiparar la cuenta general del Tesoro con la posesión de letras del Tesoro y podría interesarse en acortar la duración de su cartera de renta fija con el tiempo. Pero este es otro ámbito en el que los cambios de personal podrían ser determinantes, con implicaciones para la composición y el tamaño del balance de la Fed.
Competencias de supervisión. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha señalado recientemente la necesidad de reducir el papel de la Fed como «regulador principal de las finanzas estadounidenses», un papel que, a su juicio, ha dado resultados decepcionantes desde su ampliación con la Ley Dodd-Frank. En concreto, Bessent ha defendido transferir la supervisión bancaria a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos y a la Oficina del Interventor de la Moneda.
Implicaciones para el Dólar y los mercados de renta fija y renta variable
Cualquier cambio en las atribuciones y políticas de la Fed puede tener múltiples repercusiones, entre las que destacan las siguientes:
Liquidez en dólares estadounidenses. Las líneas swap de divisas —acuerdos por los que la Fed intercambia dólares por divisas extranjeras con otros bancos centrales— están ganando peso a escala internacional. Aunque la Fed ha sido una fuente fiable de liquidez en dólares en periodos de turbulencia global, el inminente nombramiento de un nuevo presidente ha despertado inquietud entre otros bancos centrales sobre un posible cambio de rumbo. La Administración Trump sostiene que esa liquidez es un favor a los aliados, no una obligación. En respuesta, han surgido propuestas que permitirían a bancos centrales con grandes reservas en dólares prestarse fondos entre sí en lugar de depender de la Fed. Si se materializara, en una crisis esos bancos podrían liquidar sus reservas en dólares —invertidas en bonos del Tesoro estadounidense—, lo que desestabilizaría el mercado de deuda y obligaría a la Fed a intervenir como comprador de último recurso o a limitar los tipos de las operaciones de recompra.
Reducción del rendimiento. Bessent y otros miembros de la Administración han reiterado la necesidad de que Tesoro y Fed «remen juntos» para reorientar la economía. El mensaje implícito es que podría ser necesario reducir los rendimientos en algún momento para impulsar la producción nacional y reducir la dependencia de China, una estrategia que exigiría gasto fiscal continuado y mayor endeudamiento federal. La disciplina fiscal solo puede provenir del mercado de bonos y de una Fed independiente que base sus políticas en la economía, no en las necesidades del Tesoro. Pero si la independencia de la Fed se ve limitada por quienes promueven más gasto, cabe esperar que el mercado de renta fija eleve las primas por plazo. Y, con el tiempo, en caso de recesión, probablemente se recurriría a una Fed complaciente para intervenir y contener los tipos de interés con el fin de reducir el coste de la deuda pública.
Un aumento de las primas por plazo también podría lastrar los múltiplos de beneficios de las acciones, al generar mayor incertidumbre sobre la arquitectura institucional de la política monetaria y fiscal estadounidense. El posible resultado: Los participantes en los mercados de renta fija y renta variable podrían reaccionar negativamente a cualquier señal de deterioro de la capacidad de la Fed para combatir la inflación. Una mayor volatilidad de la inflación suele ser negativa para la rentabilidad de los activos a largo plazo.
Más allá de los tipos de interés: Una cuestión de control institucional y eficiencia a largo plazo
Si la Administración intensifica su influencia sobre la Fed, es probable que aumente el escrutinio sobre la asignación de recursos, la agenda de investigación y las decisiones de personal del banco central. Las críticas al tamaño de la plantilla y a las operaciones diarias también podrían derivar en una mayor rotación en la institución. Además, es posible que resurja el intento de auditar a la Fed para reforzar que rindan cuentas sobre sus actuaciones. Todos estos factores, de materializarse, podrían tener un impacto significativo en el proceso de toma de decisiones de la Fed y en su capacidad para actuar de forma independiente y rápida en momentos de crisis.
Aunque los mercados tienden a centrarse en las decisiones sobre los tipos de interés a corto plazo, existe una cuestión de mayor alcance vinculada a la regulación, la supervisión y el funcionamiento —la arquitectura— de los bancos centrales, con implicaciones mucho más amplias, que seguiré muy de cerca en los próximos meses.
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Equipo de Analistas de Wellington Management
Wellington Management
El equipo de analistas de Wellington Management realizan análisis macroeconómicos y de mercados.