El dólar, sin piso cierto


Los niveles de emisión de dinero por parte de los bancos centrales y los gobiernos alarman. Si bien se trata de medidas que causan simpatía, y les dan a los mercados una liquidez extrema para seguir creciendo, lo cierto es que, a mediano plazo, estas montañas de dinero que se vuelcan en las respectivas economías no serán bien recordadas. En el mejor de los casos, generarán una inflación moderada, y habrá que ver cuales son las acciones que tomen los bancos centrales, con las economías a mitad de camino entre crisis y crecimiento, y las tasas de interés.
Por las dudas, los banqueros centrales ya avisaron que las tasas se mantendrán muy bajas mucho tiempo. Es decir, no esperan una reactivación de la economía por un período prolongado, algo bastante obvio, sobre todo si se tienen en cuenta los rebrotes del virus en varias latitudes. Lo que comenzó siendo un tímido rebrote en algunas ciudades, ya se transformó en una nueva epidemia, que sin embargo parece alarmar menos. Debe ser por la costumbre.
En medio de esta guerra de emisiones, que parece ya fuera de control pese al gesto adusto de los funcionarios que las disponen, el dólar se debilitó esta semana. El euro termina este viernes con máximos de poco menos de dos años, algo poco imaginable unos días atrás, y más aún después de que la Unión Europea dispusiera la colocación de 750 millones de euros. Si bien ayudarán a levantar la economía, la voracidad de dinero es tal que nada parece alcanzar; entonces el euro, en lugar de caer, sube. El reino del revés.
El oro surge, en este contexto, como el gran ganador. Ya prácticamente en máximos históricos -cotiza a 1905 dólares en el mediodía de Nueva York, a solo 16 de los máximos de septiembre de 2011-, el metal precioso aprovecha la devaluación de hecho de las monedas, como también lo hizo la plata, en máximos de 7 años, y el platino en menor medida. Pese a algunas correcciones puntuales -y necesarias-, no hay motivo para pensar en una baja sustancial del oro, que incluso puede abrir la semana próxima con máximos históricos, algo que no llamaría la atención. Los fines de semana, a veces, traen sorpresas en materia de noticias, y no suelen ser buenas.
La bolsa de Nueva York no tuvo su mejor semana. Los índices principales (Dow Jones, Nasdaq 100, S&P 500) se mostraron oscilantes y erráticos, y con motivos válidos. Lentamente, el clima de euforia que había a inicio de mes se fue apagando, a fuerza de récords de contagios en los estados del sur, a lo cual se suma ahora una tensión muy marcada entre Estados Unidos y China. El cierre de consulados y la expulsión de ciudadanos de ambos países son temas delicados, en un ambiente global que se va complicando. Es de esperar que estos conflictos no deriven en acciones más concretas, y se queden en lo diplomático. El Secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que el acuerdo comercial entre ambas potencias sigue intacto, pero…
La última semana del mes tiene un atractivo excluyente: la reunión de política monetaria de la Fed, a cuya finalización, el miércoles, se conocerá el comunicado oficial. Sin cambios de tasa de interés, la expectativa estará puesta en el presidente Powell, quien seguramente hablará en los mismos términos de la reunión anterior, aunque con la preocupación de saber que las cifras macro otra vez se verán deterioradas en julio. De allí puede deducirse que el lunes y martes serán días de poco movimiento.
Autor

Adrián Aquaro
Adrian Aquaro
Adrian Aquaro es analista de mercados financieros, especializado en el mercado de divisas, índices bursátiles y materias primas.