Entre la euforia tecnológica y la cautela macro en los mercados


Agosto avanza con un mercado que parece vivir dos realidades a la vez. Por un lado, una subida continuada, el “melt-up” veraniego, impulsada por recompras de acciones, apetito minorista y flujos sistemáticos que mantienen la volatilidad bajo control. Por otro, señales que invitan a no bajar la guardia manifestadas por una concentración extrema en las grandes tecnológicas, tarifas con efectos colaterales inesperados y un oro en máximos históricos por motivos regulatorios y la posibilidad de un “reset” técnico si los índices pierden tracción.
La última semana fue la mejor para Wall Street desde finales de junio. El S&P 500 subió un 2.4%, el Nasdaq un 3.9% y el Dow Jones un 1.3%. El detonante inicial fue un dato de empleo de julio más débil de lo esperado, seguido por un tirón de las tecnológicas y una temporada de resultados que, en general, superó las expectativas. El mercado también se apoyó en titulares sobre un posible acercamiento entre Rusia y Ucrania.
Apple marcó el ritmo. La compañía ganó un 13% en cinco sesiones, su mejor semana en cinco años, tras anunciar un plan de inversión de 100.000 millones de USD en Estados Unidos, que se suma a los 500.000 millones ya comprometidos, en un movimiento que muchos interpretaron como un escudo frente a las nuevas tarifas. Estas entraron en vigor el “Día de la Liberación” e incluyen la amenaza de un arancel del 100% a semiconductores importados, con exención para los fabricantes en territorio estadounidense.
La volatilidad se mantiene comprimida. Desde mayo solo hemos visto siete sesiones con movimientos diarios del S&P 500 superiores al 1%. El 82% de las empresas del índice ha batido previsiones de beneficios, muy por encima de la media histórica, y las recompras han regresado tras el parón de la temporada de resultados. Este contexto, que favorece la venta de volatilidad, sostiene el impulso alcista… al menos mientras la estacionalidad no gire en septiembre.
En paralelo, el oro ha alcanzado máximos históricos. No solo por su papel tradicional como refugio, sino por un episodio regulatorio singular. La administración Trump ha señalado que los lingotes de 1kg y 100 onzas estarían sujetos a tarifas “recíprocas”, un 39% para Suiza, principal centro de refinado, lo que afecta directamente a los contratos de futuros estadounidenses, ya que son entregables. Si se mantiene, podría distorsionar el mercado donde muchos anticipan que acabará eximiéndose. A esto se suma un patrón estacional favorable y el liderazgo reciente de las mineras, que a menudo preceden a subidas del metal.
En el frente técnico, algunos estrategas han optado por pasar a liquidez total esta semana, a la espera de que el mercado defina dirección. El Nasdaq está cerca de dar una nueva señal de compra, mientras que el S&P 500 necesitaría más tiempo. El riesgo es que la concentración en las “Mag7” esté ocultando debilidad interna, una repetición del patrón de 2024 podría implicar una corrección del 15–25%. En el peor escenario, con tipos largos hacia el 8%, se abriría la puerta a un ciclo bajista prolongado.
Para las próximas jornadas, el foco está en varios frentes. De un lado, comprobar si mejora la amplitud de mercado o si todo sigue apoyándose en las grandes tecnológicas. De otro, confirmar cierres del oro en máximos durante el horario regular, conocer el desenlace de las tarifas sobre semiconductores y vigilar la incapacidad (o no) del petróleo para sostenerse sobre los 67–70 dólares, lo que reforzaría el sesgo bajista en energía.
También en política monetaria, la entrada de Stephen Miran en la Fed en septiembre podría facilitar recortes en las tres reuniones restantes del año si el empleo no mejora, y el nombre de Jim Bullard empieza a sonar como posible sucesor de Jerome Powell, un elemento adicional de volatilidad política.
Así las cosas, la gestión pasa por mantener un equilibrio, combinando exposición a calidad y líderes tecnológicos con liquidez táctica para aprovechar correcciones, proteger la descorrelación con oro físico en caso de ruptura confirmada, y contemplar ideas tácticas bajistas en energía si se confirma debilidad. En cripto, el posicionamiento dependerá de que el Nasdaq valide un nuevo tramo alcista, evitando aumentar riesgo en un entorno risk-off. La narrativa ahora centrada en Ethereum y su rol como infraestructura de mercado.
Agosto nos da un mercado aparentemente dócil, con rentabilidades al alza y volatilidad contenida, pero con tensiones latentes bajo la superficie. El reto es dejar que el mercado confirme los movimientos antes de actuar, seguir la tendencia cuando exista y, sobre todo, proteger el capital mientras se abre la siguiente oportunidad.
Claves de la semana
Datos de IPC (martes) e IPP (jueves) de julio en Estados Unidos, con atención al impacto de los aranceles de Trump.
Ventas minoristas de julio (viernes) como termómetro del gasto.
Reunión Trump–Putin (viernes) con posible propuesta de “intercambio de territorios” en Ucrania, rechazada por Zelenski. Petróleo WTI en vigilancia.
Cisco lidera una semana activa de presentaciones trimestrales.
Niveles técnicos clave
No son recomendaciones de inversión. Solo comentarios desde un punto de vista técnico informativo.
1.- S&P 500
Desde un punto de vista técnico, recuperación de la zona 6.280-6.300 que pasa ahora a ser el primero de los soportes de corto plazo. Si volvemos a perder esa zona, el objetivo está en los 6.190 primero y en los 6.100 puntos como siguiente referencia. Por arriba, toca recuperar los 6.400 puntos para entrar en zona de descubrimiento de precios. Baja volatilidad que sigue apoyando la validez del movimiento alcista y uno de los parámetros a vigilar.
2.- IBEX-35 (IBEX)
El IBEX continua su movimiento alcista y rompe los 14.400 puntos y fija objetivo alcista en los 15.000 puntos. Lo hace apoyado en sectores como el financiero que sigue mostrando fortaleza pese a las dudas sobre las valoraciones. Por abajo, esos 14400 son ahora el soporte de corto plazo. Por abajo, los 14.000 primero y los 13.800 marcan los siguientes niveles de control.
3.- El Bitcoin (BTC)
Durante años, la volatilidad fue parte de la identidad de bitcoin. Para los minoristas, representaba la oportunidad de entrar temprano antes de subidas espectaculares. Para los inversores institucionales, era una apuesta asimétrica con una relación riesgo/recompensa difícil de encontrar en otros activos.
Sin embargo, el panorama ha empezado a cambiar. En los últimos dos años, y especialmente desde el lanzamiento de los ETFs, la volatilidad a 90 días se ha reducido por debajo de 40, cuando superaba los 60 en el momento de su debut. Y lo ha hecho mientras subía un 250% desde la salida de los ETFs, sin caídas abruptas que sacudieran a los inversores.
Este nuevo comportamiento divide opiniones. Para algunos, es la señal de que los días de mercados parabólicos y derrumbes devastadores han quedado atrás. La trayectoria se estabiliza, crece la base de grandes inversores y la narrativa de “activo refugio” gana peso. Es decir, los llamados “ciclos de bitcoin” han pasado a la histórica. Para otros, la caída de volatilidad es engañosa, pues aún queda mucho recorrido en la adopción institucional y gubernamental, y si estamos en una fase temprana, podría repetirse un ciclo explosivo como el de 2017.
Así las cosas, a medida que el activo crece, la volatilidad tenderá a reducirse, pero también puede resurgir si entran nuevos catalizadores. Para el inversor, la clave está en entender que esta transición cambia el juego, pues menos volatilidad significa menos oportunidades tácticas, pero mayor estabilidad y base de capital. Mantener una posición estratégica y vigilar los flujos hacia ETFs, la participación institucional y las señales de adopción soberana será fundamental para anticipar el próximo gran movimiento.
Desde un punto de vista técnico, recuperación importante desde los 112K USD. Superados los 116K USD, el objetivo pasa por superar la zona de máximos históricos delimitada por los 121K. Si lo hace, objetivo técnico por proyección en los 130K USD.
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Equipo eToro
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