Recuerdo el post anterior, que una vez usted compra acciones de una empresa cotizada en el mercado de valores, el acto que está cometiendo reside en que su naturaleza se basa en el hecho de que está otorgando recursos a la sociedad. Por lo que parte del patrimonio neto les concierne a los accionistas que han decidido aventurarse en el mundo de la renta variable. ¿Por qué hago referencia a esto? Veamos.
Antes de ceder usted parte de sus ahorros a una empresa cotizada, bien con el fin de especular y jugar a la técnica originaria de los Rothschild de comprar barato y vender caro, bien quiere obtener retornos a través de los dividendos (véase el post anterior: Rentabilidad sobre dividendo), deberá saber si su dinero va a ser gestionado de manera óptima como parte de la empresa. De todos modos, si es usted alguien que no quiere saber nada de los rendimientos del capital en la renta variable, entonces no le concierne el asunto de la rentabilidad empresarial. Sin embargo, si prefiere ser un inversor a largo plazo, sería conveniente que supiese lo que es la razón R.O.E. o Return Of Equity; es decir, en materia de financiación: rentabilidad financiera.
La operación consiste en dividir los beneficios del ejercicio una vez deducidos los impuestos, entre el total de los recursos. Es decir, la naturaleza del R.O.E. se basa en qué proporción la compañía obtiene beneficios sobre su capital social más las reservas, la prima de emisión, entre otros. Por tanto, un alto porcentaje, supone que la empresa está haciendo una buena gestión de los recursos y por ende, tal buena obra la sentirá usted a través del pago de dividendos. Sin embargo, esto es otro aspecto a tratar, porque la cuantía de dichos dividendos está directamente relacionada con la política que llevan los negocios sobre estos.
De todos modos, independientemente de si se abona o no los rendimientos del capital en su cuenta, es necesario saber si usted está metiendo sus ahorros en un buen tesoro. Ahora se preguntará, qué porcentaje de la rentabilidad financiera se considera apropiado. Universalmente, dentro del análisis fundamental, se considera un 15% de los beneficios sobre los fondos propios como un porcentaje que podría considerar la compañía como rentable.
Por lo tanto, consideraríamos una inversión interesante si, comparando los diferentes sectores o empresas de los mismos, descubrimos una cesta de acciones en el que:
Aun así, la rentabilidad financiera no es la única razón para medir la viabilidad de la empresa. Podemos obtenerla a través de otra ratio.
Esta razón nos da a conocer en qué proporción se obtienen beneficios sobre las ventas realizadas. Si consideramos las ventas como ingresos, eso quiere decir que a mayores beneficios sobre ventas, menores son los costes que asume la compañía a la hora de vender su producto o línea de productos. Es otra manera de ver la gestión que se está haciendo. Por otro lado, no existe un requisito que diga cuál es mínimo porcentaje de beneficio sobre ventas que se debe alcanzar, para que se considere que existe rentabilidad. Por tanto, el inversor deberá ver la evolución que ha habido en los último cinco o diez años.
La gestión de costes, aunque parezca que no, se ha demostrado que puede afectar al inversor a la hora de decidir si entrar o, en caso de que ya haya adquirido acciones, mantener la posición o salir. Esto se debe a que, como bien se ha dicho, un aumento de las ventas con una minimización de los costes puede retornar en una maximización de beneficios. Beneficios que luego servirán para calcular la rentabilidad financiera de la empresa.
De todos modos, no debemos juzgar una baja razón de beneficios sobre ventas, si bien previamente en los informes anuales se ha dado a conocer, que la empresa está penetrando en un nuevo mercado y su objetivo es aumentar su cuota de mercado, que se mide en el volumen de ventas que realiza. En estos casos, es probable que ante un escenario como este, los precios sean bajos con unos costes altos y exista un margen un escueto, por lo que la rentabilidad en este sentido se reducirá. Sin embargo, si tal baja rentabilidad no viene dada por casos como este, entonces sí existe un problema: bien la gestión de costes es pésima, bien su política de venta es poner el precio dependiendo de los costes, su capital marca es paupérrima y por ello no existe valor añadido que se traduzca en beneficios, bien quizá el presidente y toda su Junta Directiva debería ser juzgada a preguntas, votar en contra de sus propuestas y echarla para elegir a nuevos miembros.
No se deje hipnotizar ni por la maravillas del PER, ni por las recomendaciones de las casas de inversión, ni por lo inclinada que es la pendiente de subida. Tome en consideración la rentabilidad de esa empresa, antes de cometer una locura con sus ahorros y se vea en un aprieto (y más con su mujer/marido; y todavía más si le dijo que no invirtiera, le tendrá que dar la razón), por lo que, antes de ceder sus recursos, mire si estos van a ser bien gestionados.
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