Análisis

Mercados ahora pendientes de las elecciones

Faltan poco más de tres semanas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y los mercados se preparan para días turbulentos.

El presidente Donald Trump ha logrado superar, o al menos eso se dice, exitosamente su afección, declarada hace apenas una semana, y tratará de reducir la brecha que, se dice, existe en las encuestas, y que por ahora favorecen al opositor Joe Biden.

Al respecto, son pocos los que creen en estas encuestas, y quien firma no está entre ellos. El crecimiento que experimentó Estados Unidos en los últimos años es atribuible a Trump y su política implementada desde el primer día de su mandato, y los votantes lo saben. La pandemia desatada en marzo pasado le puso un freno al mejor momento de la primera economía del mundo en más de una década, y así y los indicadores más importantes vuelven a mostrarse en valores más que positivos.

El debate entre candidatos a vicepresidente no dejó mucho para el análisis, dado que se trató de un encuentro políticamente correcto, en un contexto en el que los republicanos aparecen como los chicos malos de la historia, y los demócratas cumplen con todos los requisitos que las redes sociales exigen para ser bien vistos, al menos en su fórmula presidencial. El problema es que las redes sociales mueven opiniones, pero la economía real corre por otra vía.

Así lo entienden los mercados. El rally de la bolsa de Nueva York de esta semana descuenta que Trump no está tan atrás, festeja su recuperación, y anticipa que el paquete de estímulo que a la larga o a la corta deberá implementar el Congreso. La medida, repetidamente solicitada por el presidente de la Fed, Jerome Powell, no solo ayudará a acelerar la salida de la crisis, sino que le dará un nuevo impulso a Wall Street. La corrección profunda que se esperaba finalmente fue mucho menor de lo esperado, y ya no parece quedar mucho tiempo para que se produzca, al menos antes de las elecciones.

El optimismo reinante en los mercados, cuyo ánimo de todas maneras luce volátil y poco previsible, ha llevado no solo a las acciones de Nueva York a máximos de más de un mes (aún no ha cerrado la bolsa este viernes, y el lunes es festivo), sino que premió a las monedas de inversión, como el euro, la libra, y a las monedas vinculadas a las materias primas, como el dólar australiano y el dólar canadiense.

El euro se acerca a 1.1830, un valor al cual accede sobre todo por la debilidad del dólar, pero no por mérito propio. Europa está sufriendo con dureza la nueva ola de contagios, y en este contexto la moneda única no tiene mucho para festejar. Tampoco lo tiene el Banco Central Europeo, cuyos dirigentes ya deben vigilar de cerca al euro, para protestar con diplomacia si su moneda se escapa más arriba.

La libra esterlina tuvo una semana por lo menos volátil, en línea con las idas y vueltas de la novela del Brexit. Cuesta encontrarle un calificativo a las actitudes de los los negociadores, funcionarios y demás personajes que deciden el futuro de los británicos por un lado, y de Europa sin Reino Unido por otro. La pobre libra reacciona con alzas y bajas basadas en chismes, supuestos, declaraciones, titulares, y no por los informes provenientes de Londres. Si lo hiciera, más que cotizar cerca de 1.3000, estaría rozando 1.2000. O menos.

La onza de oro protagonizó una reacción notable, luego de una baja de mediano tenor. Perdió algo más de 45 dólares en pocas horas el martes, pero ganó casi 60 (y sigue creciendo sobre el cierre del viernes), para situarse en máximos que no tocaba desde el 21 de septiembre. El alza del oro puede encontrar un límite en la zona de 1932 dólares, firme resistencia. También, en su sobre compra, muy marcada, en los gráficos de corto plazo.

La que viene será una semana intensa en cuanto a la campaña presidencial, pero no tendrá tantos atractivos en cuanto a informes. La inflación y las ventas minoristas pueden generar algún impacto en los precios, siendo que se trata de variables que se encuentran en recuperación. La inflación, en los últimos 12 meses hasta agosto, fue del 1.7% si se excluyen la energía y los alimentos, y del 1.3% si están incluidas estas variables, pero se destaca que los alimentos crecieron más del 4% en el período. Powell ya avisó que no tomará medidas hasta bien pasado el 2%, algo poco alcanzable en estos meses.

Las ventas minoristas crecen, pero a un ritmo poco veloz, y eso preocupa a las autoridades. De allí la urgencia para inyectar más fondos, y tratar de reanimar al sector. Lo mismo sucede con los bienes durables, cuya medición, de todas formas, llegará sobre fin de mes.

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