Análisis

Sobre el cierre del año, una semana especial y vibrante

Era poco imaginable que, terminando 2019, pudiéramos tener una semana tan cargada de datos y eventos como la que sigue. La segunda semana de diciembre viene con todo, con informes de distintas latitudes que sin dudas quedarán en la memoria de los mercados, y que tendrán efecto sobre los activos principales, comenzando, claro está, por el dólar.

El miércoles 11 tendrá lugar la octava y última reunión de política monetaria del año de la Reserva Federal. No se esperan esta vez cambios en los tipos de interés, que cerrará 2019 en un rango que va del 1.5 al 1.75%, luego de tres recortes sucesivos, el primero de los cuales se llevó a cabo en julio. En una presentación reciente, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró optimista respecto a la marcha de la economía en general, lo que permitió deducir que la entidad entrará en una etapa de espera, antes de decidir nuevos recortes en la tasa de interés. Pero ya comenzado diciembre, los datos de ISM de manufactura y servicios ofrecieron cifras por debajo de lo esperado, en especial el primero, que volvió a quedar por debajo de la zona de expansión de los 50 puntos por tercer mes consecutivo.

Lo cierto es que la decisión ya parece tomada, y la reunión del FOMC, que finaliza el miércoles al mediodía, parece una formalidad. Una lectura previa podría indicar que el dólar tiene un buen terreno por ganar, teniendo en cuenta que no habrá recortes, y que en definitiva la economía, como dice Powell, marcha razonablemente bien. De hecho, el dato de empleos de noviembre sorprendió a todos con más de 265 mil nuevos puestos de trabajo y una tasa de desempleo que se situó en el mínimo de 50 años. Este dato borró la decepción que produjeron los ISM.

El jueves será un día para el recuerdo. La reunión de política monetaria del Banco Central Europeo será la primera presidida por la glomorosa nueva titular de la entidad, Christine Lagarde, que reemplazó a partir del 1 de noviembre al recientemente jubilado y gran expresidente Mario Draghi. Lagarde, que viene liderar el FMI, entidad que no suele tener demasiados problemas, se ha mostrado como una defensora de las políticas implementadas por Draghi, una de cuyas últimas medidas consistió en implementar un plan de estímulo a la economía de la Eurozona que consiste en inyectar cada mes 30 mil millones de euros.

Naturalmente, ni siquiera es imaginable un alza de tipos de interés, pero tampoco, al menos por ahora, un recorte. La actual tasa de referencia del 0%, y la tasa de depósitos negativa parecen haber aplacado algo los ánimos en la Eurozona, cuya locomotora, Alemania, sigue ofreciendo cifras muy negativas. Los datos de manufacturas alemanes se sitúan en los peores guarismos en más de una década, por lo que cabe preguntarse que puede pasar en el resto del bloque si a la nación líder le va como le va. Lagarde no tiene una reunión difícil por delante. Solo dejará pasar la ocasión con algún discurso de circunstancia, y con las primeras cifras de su mandato y del plan de estímulo en la mano. En materia de no decir nada hablando un buen rato, Draghi era inigualable. Pero también fue quien estabilizó a la Eurozona desde los financiero, con Angela Merkel cumpliendo el mismo papel desde lo político.

Pero sin dudas el evento más importante del jueves, y hasta podríamos afirmar del año, es la elección de Reino Unido. Se enfrentan el candidato conservador y actual primer ministro Boris Johnson y el opositor laborista Jeremy Corbyn. A ninguno de los dos les sobran ideas, o mejor dicho, las que tienen son al menos preocupantes. Johnson prometió retirar a Reino Unido de la Unión Europea a más tardar en 90 días, 10 menos que Corbyn, que promete una definición en el tema, sin decir si su opción es el Brexit o no Brexit.

Johnson es partidario de una salida a como de lugar, una posición incomprensible y dañina para una economía que parece buscar problemas donde no los hay, probablemente llevada por la abundancia de recursos. Corbyn presenta un catálogo de ideas estatistas e intervencionistas que espantan a los mercados, que se vuelcan por Johnson no por ser una buena opción, sino por ser, en principio, la menos mala. A veces, más vale malo conocido que bueno por conocer.

Al compás de las apariciones de estos dos señores se mueve la vapuleada libra esterlina, que oscila en rangos de precios cada día más amplios, a la espera de definiciones. Por ahora mandan las encuestas, que por otra parte son no confiables en todo el mundo, y estas le dan el favor a Johnson, a veces por más margen, a veces por menos. En los últimos días, la libra creció ante una probable victoria de Johnson, que a la postre será un gran dolor de cabeza para los británicos. Pero queda la impresión de que el Brexit se podría revertir con el tiempo, y lo que proponer Corbyn sería mucho más difícil.

Este panorama deja abierto a todo el mercado. El yen y el oro esperan su oportunidad si las cosas no van bien, aunque el oro parece tener un poco más de terreno por ganar que la moneda nipona. Si la onza supera los 1485 dólares, la cota de 1500 le quedará al alcance de la mano. El yen, en cambio, podría visitar 110.00 en pocos días, teniendo el par USD/JPY la zona de 111.10 como norte, un viejo gap de inicio de mayo que jamás cubrió.

Los índices bursátiles siguen apuntando al alza, aunque con menor volumen. La impresión es que a las acciones cada día les cuesta más seguir creciendo, y las correcciones que presentan son escasas y cortas. En este caso, también, el avance del conflicto entre las dos primeras potencias globales es decisivo.

En Latinoamérica el clima social encontró algo de sosiego, aunque las revueltas siguen a la hora del día, tanto en Chile como en Colombia. El dólar encontró un techo en ambos países, no sin antes alcanzar máximos históricos inimaginables poco tiempo atrás, y su corrección se hace más visible ante el peso chileno, luego de que el banco central local anunciara un plan para estabilizar al dólar que se extenderá hasta fines de mayo de 2020. De todas formas, ciertas demandas de la oposición, que reclaman la salida del presidente Piñera podrían reavivar al par USD/CLP, que cierra la semana en torno a 780 pesos, lejos de los 838 pesos del 28 de noviembre.

En Colombia, el par USD/COP termina la semana más de 120 pesos por debajo de los 3548 que tocó como máximo el viernes anterior; en su caso, el peso es ayudado de cerca por el precio del petróleo, que apenas terminada la reunión de la OPEP en Viena se disparó, superando los 59.30 dólares, y ya con el objetivo de 60 dólares a la vista.

En Argentina, el cambio de gobierno previsto para el martes 10 llena de incertidumbre a los mercados, que desconocen quien y de que forma se manejará la economía local a falta de horas para el traspaso de mando. El nuevo presidente Fernandez, junto con un equipo de colaboradores, da indicios sumamente preocupantes hacia el futuro, tanto en materia económica como política. Sin embargo, una especie de acuerdo tácito entre el actual gobierno de presidente Macri y las nuevas autoridades, mantiene al dólar intervenido alrededor de los 63 pesos, lo cual por supuesto abre de inmediato canales alternativos de adquisición de la moneda norteamericana. Una de ellas, que consiste en la compra de acciones locales que luego son vendidas en Estados Unidos, arroja un tipo de cambio implícito que se acerca a los 80 pesos por dólar, en una operatoria llamada “contado con liquidación”. Esta operatoria desvirtúa cualquier movimiento especulativo de las acciones locales, que son tomadas como simples instrumentos para enviar dólares al exterior, ante las inminentes medidas de restricción que impondrá el nuevo gobierno. Se prevé que el tipo de cambio real se acerque a los 90 pesos antes de fines de diciembre, y supere los 105 pesos en los primeros meses de 2020, sobre todo si, como se espera, el nuevo gobierno emite pesos sin respaldo alguno, y la inflación se desboca aún más en estos meses.

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