Análisis

Nadie auxilia al dólar

Fuerte fue la caída del dólar en estos últimos días. Si bien ninguna moneda ha hecho muchos méritos para crecer, la emisión de dólares, la pandemia y las expectativas por nuevos planes de estímulo están pegando duro en el billete, que despide esta semana con un mínimo de más de abril de 2018 ante el euro, mayo de ese año ante la libra, septiembre (también de 2018) ante el dólar canadiense, mínimos del año ante el dólar australiano, y de casi 6 años ante el franco suizo (que podrían ser casi 11, si no fuera por la grosera maniobra del Banco Nacional de Suiza de enero de 2015). En estos casos, no se puede decir que se aprecian las monedas, sino que se deprecia el dólar.

¿Era imprevisible esta situación? Claro que no. Desde el inicio de la crisis sanitaria, en marzo de 2020, Estados Unidos emitió un tercio de su PBI, de más de 21 billones de dólares, buscando rescatar su economía. Semejante masa de dinero en el circuito tenía que tener consecuencias, y se están viendo. Si serán a largo plazo o no está por verse, aunque no parece que lo sean. Los demás siguen el camino de Estados Unidos. Un camino poco productivo, pero que deja en mejor posición a los gobiernos por el lado más fácil, que es la emisión.

El dato de empleos de noviembre no fue bueno. Las cifras conocidas, 245 mil nuevas nóminas, corresponden a un mes normal, y no a uno en medio de una pandemia, y justo en el país donde se acumulan los contagios y las víctimas de a cientos de miles. La tasa de desempleo balancea las malas noticias, como también las cifras de manufacturas y servicios conocidas esta semana, pero no alcanzaron.

Por otro lado, la expectativa de que habrá un plan de estímulo grande mantiene la expectativa de Wall Street, y deja flotando cerca de máximos históricos a los índices bursátiles. Si hay liquidez, la crisis es lo de menos. El divorcio entre la bolsa y la economía ha alcanzado este año niveles absurdos, y en una situación como esta queda más claro que nunca.

La onza de oro volvió a ser protagonista. Llegó a su mínimo de varios meses en 1763 dólares el lunes, un 50% de retroceso de su último rally, para iniciar una meteórica recuperación, que ahora encuentra en 1845 una traba insalvable. Si la supera rápido, la zona de 1880 dólares será su próximo objetivo, antes de apuntar a 1900 dólares, nivel que le resulta esquivo desde hace tiempo. El euro se mueve en su doble condición de activo de refugio y de inversión, esta vez actuando a contramano de las monedas por momentos, y en línea con ellas en otras oportunidades.

También se destaca el petróleo. Los futuros del WTI alcanzaron máximos de marzo, en parte por la debilidad propia del dólar, pero también por el acuerdo, duro y conflictivo, como siempre, al que llegó la OPEP para mantener los recortes en la producción, y evitar así un nuevo desplome de la materia prima.

Lo que viene es una serie de anuncios de política monetaria, como los del Banco de Canadá y Banco Central Europeo, previstos para el miércoles y jueves respectivamente. No cambiarán sus tendencias, y tal vez hasta las consoliden. El resto, es un conjunto de datos importantes, pero sin impacto en el dólar, que por lo visto, quedará desguarnecido y sin defensas ante el ataque de las divisas principales. La señora Lagarde debe estar preparando un quejoso discurso contra el alza del euro, y la libra esterlina estará pendiente del Brexit, la novela sin sentido creada hace 4 años, y una verdadera fuente de pérdida de recursos y tiempo.

 

 

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