La inflación no da tregua y la Fed se prepara
|Los datos de inflación de diciembre fueron contundentes. El 7% de incremento interanual no dan lugar a especulaciones, ni a dudas. La Fed, que durante meses negó el problema de la inflación, finalmente tuvo que ceder, y reconocer que no se trata de algo transitorio, pero a las palabras se las lleva el viento, y recién en noviembre, y con bastante lentitud, comenzó a recortar parte de los fondos que aún sigue colocando artificialmente en la economía. Lo que no estaba en discusión era la tasa de interés, que el Sr. Powell, titular del banco central y máximo responsable del descalabro inflacionario, quería aumentar de a un cuarto de punto a partir de fines de 2023, para lo cual falta una eternidad en términos económicos.
Con esta visión de largo plazo, la Fed intentó justificar su inacción, que no es ingenua. Lo único que buscó el banco central fue proteger a los mercados, que viene inflando desde hace bastante más de una década, y que ayudó a generar una burbuja de tal tamaño que, solo pensar en que explote genera escozor.
La estabilización de la economía estuvo medianamente bien. Al cabo, las ventas minoristas de diciembre tampoco fueron buenas, de modo que no todo lo que brilla es oro en Estados Unidos. El mercado laboral se recuperó, y en eso sí hay que reconocer la acción de la Fed. Lo que es absolutamente reprochable es que para evitar un enojo mayúsculo de Wall Street haya dejado deslizar la inflación al punto actual, que directamente afecta la calidad de vida de los ciudadanos, y sobre todo devalúa al dólar, dando lugar a que otras potencias ocupen el lugar de Estados Unidos en diversas latitudes ¿Cuáles? China, por ejemplo.
El dólar cayó en forma poco explicable. La bolsa creció de la misma manera. El jueves la bolsa pareció asumir que lo que viene no es un sobrante de liquidez precisamente, aunque no debería preocuparse mucho. La Fed dejó en claro que prefiere a las acciones por sobre los consumidores.
En cuanto al mercado de divisas, el dólar lentamente da señales de vida sobre el cierre del viernes, y comienza a ponerse a tono con un mercado que tendrá menos billetes en circulación desde marzo. La tasa de interés poco influirá, o lo hará en forma simbólica. Pasar de 0 a 0.50% no cambiará sustancialmente las cosas.
Habrá que ver si la Fed es capaz de tomar medidas en serio, o su retórica de los últimos años primará sobre el sentido común. Esta columna no es del todo optimista en ese sentido.
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