Análisis

¿La Fed levantará o hundirá al dólar?

Después de varios meses de disfrutar de un alza moderada pero contundente en todos los frentes, el dólar cayó sin atenuantes en la semana que finaliza, en especial ante las monedas europeas.  Sobre el final, sin embargo, parece levantar posiciones, que de todas formas no alcanza para cambiar el rumbo semanal.

Se esgrimen diversos motivos para explicar la caída del dólar.  En lo personal, me inclino por “culpar” a un nuevo rally de las acciones de Wall Street, que llevaron a los índices más importantes a máximos históricos, en un movimiento que podrían encontrar una pausa, al menos temporaria, la semana próxima.

Paradójicamente, con exactos 10 años de diferencia, las acciones pasan de tocar mínimos durísimos a disfrutar de otro verano de máximos, con un techo que parece lejano.  La tendencia alcista de los índices es bien nítida.

Otra explicación válida viene de la mano de la aceptación por parte de los mercados, a regañadientes, de los aranceles que Estados Unidos le impuso a China por 200 mil millones de dólares, que se suman a los 50 mil anteriores, y a las medidas similares, por montos menores en verdad, con las que el gigante asiático le respondió a Estados Unidos.

En esos aranceles, o más bien en sus montos, parece quedar abierta la puerta a una negociación:  por ahora, el 10%, para ir al 25% desde enero.  Una medida difícil de aceptar para China, pero no tan grave.

Pero también que el dólar caiga en esta fecha tiene otra explicación, algo más especulativa.  La Reserva Federal anunciará el próximo miércoles un nuevo incremento de tipos de interés, que quedarán en el 2.25%, ampliando de esta forma el diferencial respecto al resto de los bancos centrales, lo cual en teoría debería ser un incentivo fuerte para el dólar.  Es sabido que antes de crecer, sobre todo cuando esto es prácticamente descontado, un activo cae en buena forma, atendiendo pretextos de todo tipo, y el dólar no es la excepción.  Por algo las materias primas, sobre todo el oro y el petróleo, crecen pero no tanto.

Por ello, no sería de extrañar que esta baja del dólar, por ahora una profunda corrección en una tendencia alcista dominante a lo largo del año, tenga su piso cierto con el anuncio de la Fed, que será seguido por una conferencia de prensa de su presidente, Jerome Powell.

Pero (siempre hay un pero en los mercados), que el anuncio de la Fed levante al dólar no depende del descontado aumento de tipos, sino de lo que diga el comunicado, y más aún, de las respuestas de Powell.

Si el funcionario se muestra agresivo, como ya lo ha hecho alguna vez, anunciando nuevos aumentos en diciembre (también casi descontado) y en los primeros meses de 2019, el dólar tendrá vía libre para terminar el mes victorioso.

Hay motivos para pensar en una movida de este tipo:  el PBI al 4%, el desempleo en mínimos de 18 años, peticiones de subsidio en mínimos de 50 años, indicadores de manufacturas y servicios en saludables máximos, China debilitada por los aranceles, el mundo quieto ante la guerra comercial.  Son demasiados argumentos los que preavisan una inflación alta, y la Fed deberá tomar nota.

Mientras el dólar juega su juego, los demás no se quedan mirando. El euro aprovechó la semana para rozar 1.1800, apoyado a su vez en un alza que se venía gestando desde varios días, y que se vio acelerada por los dichos de Draghi, presidente del BCE.  El cierre del plan de estímulo a fin de año, y un alza de tipos para dentro de un año, lejos pero cierto, le dio un respiro al euro, habrá que ver la reacción a los anuncios de la Fed.

La libra Esterlina tenía una semana como pocas en los últimos tiempos.  Rozó 1.3300, su tendencia alcista estaba bien sustentada… hasta que aparecieron los funcionarios, grises, siniestros, que negocian el Brexit, para hacer trastabillar a la moneda británica bastante más abajo de 1.3100 en minutos, y terminando la dirección alcista en un solo envión.

La cuestión del Brexit es tragicómica.  Sería cómica si no implicara el cambio del futuro de millones de ciudadanos que miran, sin entender bien que pasa, como un grupo de funcionarios cuya ineptitud para negociar y para comunicar juegan con el destino de la gente.

Si bien el foco del conflicto ahora pasa por la frontera irlandesa (May, los parlamentarios, y los de la UE parecieran querer que la frontera esté abierta y cerrada al mismo tiempo), la cuestión migratoria es lo que en verdad interesa.  En cuanto a la economía, que entrará en un caos desde abril de 2019 si el Brexit queda como está planteado, ni siquiera se habla.  Será que se espera lo peor?

El yen, con pocos cambios, muestra que el humor de los mercados es sustancialmente bueno, y lo mismo pasa con el oro.  Ambos activos de refugio pasan por tendencias bajistas marcadas, y no se ven motivos sólidos para cambiar de dirección.

Las monedas del mundo emergente se tomaron un respiro en estos días. A la recuperación del peso mexicano y la estabilidad del rand y la lira turca, se le sumaron correcciones del real brasileño y el peso argentino, que está a punto de ser víctima de otro experimento de las autoridades locales, al dejarlo en una banda de flotación entre 36 y 40 pesos.  Una invitación a la crisis en un país con el 5% de inflación ¡mensual!

Con este escenario planteado, la última semana del mes, dividida en dos (lunes y martes, con actividad muy baja, miércoles en adelante, volatilidad), luce como una fuente de oportunidades de corto plazo.  Como siempre, con bajo riesgo, paciencia y ánimo.  Es lo que, en definitiva, diferencia a un operador de alguien aficionado a los mercados.

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