La bolsa de Nueva York, entre la pandemia y los dólares
|La que termina es una semana que, al fin y al cabo, dejó poco para el análisis desde un punto de vista técnico. Después de un mes entero de enorme volatilidad, los planes de rescate de la Fed y el gobierno del presidente Trump lograron, en parte, su cometido: frenar la estampida infernal de los mercados, que por supuesto son solo una parte del circuito económico, pero que tienen un peso importante en el ánimo de la sociedad en general.
La bolsa de Nueva York se mueve, errática, entre el impulso alcista que le proveen más de 2 billones (millones de millones) de dólares aprobados por Congreso, más la compra ilimitada de bonos por parte de la Fed, más el doble recorte de tipos de interés, y el temor a las consecuencias de la pandemia, que son imprevisibles, pero que en cualquier caso serán nefastas. En ese continuo cambio de ánimo se ha movido el piso de operaciones de Wall Street, que por momentos entró en fuertes bajas ante la posibilidad de que esa montaña de dinero no sea suficiente, y por otros dio signos de recuperación más importantes. En cualquier caso, los retrocesos de Fibonacci, que no saben de planes de rescate ni de pandemias, pero que cumplen con precisión de relojería, no dejaron que el índice Dow Jones supere el 38.2% de su última baja, la peor en muchos años, y que terminó de dar forma al peor trimestre de los 135 años de historia del popular selectivo.
La calma que presentan los mercados sobre el cierre semanal, incluidos los pares principales de divisas que se mueven a ritmo de día festivo, no parece predecir una estabilidad muy duradera. Podríamos decir que anteceden a movimientos mucho más intensos para los próximos días, aún cuando la agenda de noticias no será la más atractiva.
Los pedidos de subsidio por desempleo de las últimas dos semanas dejaron en claro que la crisis será difícil de revertir en un corto plazo. Más de 10 millones de personas solicitaron su subsidio, aunque es verdad que el sistema laboral estadounidense tiene una dinámica distinta a la de gran parte del mundo. Allí se crean y se pierden empleos con otro ritmo, aunque por supuesto quien pasa por el trance de no poder trabajar en una circunstancia como la actual verá mucho más difícil la salida.
Los 701.000 puestos de trabajo perdidos en marzo, de acuerdo a la encuesta mensual del Departamento de Trabajo suenan mucho más realistas que los 100.000 que estimaban los consultores, al igual que la tasa de desempleo, que subió al 4.4%. Fue tan bueno el período anterior a esta crisis, que ese nivel de desempleo parece alto, y sería la envidia de prácticamente todos los demás países del mundo. Hasta la Fed lo considera pleno empleo.
Los datos negativos comienzan a acumularse. Luego de la encuesta de empleos privados ADP, que “solo” arrojó la pérdida de 27.000 puestos, el ISM de manufacturas quedó apenas debajo de los 50 puntos. Los datos del Departamento de Trabajo, y el ISM de servicios, que aún con la crisis en plena explosión quedó en 52.5 puntos (marca que aún hay una débil expansión del sector), comienzan a darle forma a una serie de informes que irán empeorando con el paso de los días.
Y así como la bolsa se presenta errática, el dólar no tiene mejor suerte. Fuerte ante el euro, con algún sesgo alcista -débil- ante el yen, sin cambios ante la libra y el dólar canadiense, la divisa estadounidense no encuentra un rumbo claro para los próximos días. Tal parece que el análisis habrá que realizarlo siguiendo a cada moneda en particular, sin considerar la tendencia del dólar en general, puesto que se comporta distinto ante cada divisa líder.
Sí ha crecido, y apenas corrige entre jueves y viernes a la baja, a máximos históricos ante las monedas latinoamericanas. Los pares USD/COP, USD/MXN, USD/PEN, USD/UYU y USD/BRL han observado máximos de todos los tiempos, con alguna pequeña diferencia de tiempo, producto de la caída del petróleo, y de las materias primas en general.
Precisamente, el alza del petróleo de los últimos dos días les da alivio momentáneo a las divisas de Latinoamérica. Pero no cabe pensar en que esta situación puede durar mucho tiempo. Lejos está el mundo de demandar petróleo en grandes cantidades en las próximas semanas, y su alza parece forzada por los deseos de Donad Trump de estabilizar su precio en un nivel algo más alto que el actual. Con desmentidas de reuniones y llamados mediante, Trump instó a Arabia Saudita y Rusia a llegar a un acuerdo que impida una caída mayor de la materia prima, dado que las empresas estadounidenses del sector se están quedando sin oxígeno para seguir operando. Hay versiones de que el lunes 6 podría haber una video conferencia que busque dar solución parcial a la cuestión, con un recorte de producción de aproximadamente el 15% diario.
Si lo peor de la crisis en materia de mercados ya pasó es algo que aún se desconoce. Pero sí es difícil pensar en que los mercados encuentren un rumbo claro si la crisis sanitaria está lejos de solucionarse. Los mercados, en definitiva, reflejan en parte lo que le pasa a la sociedad.
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