Análisis

Mercados en transición, a la espera de una semana importante

La que se va fue una semana que no dejó demasiado para el análisis desde los movimientos de precios, pero sí desde las noticias. La bolsa de Nueva York se movió al alza y a la baja en forma similar, con alzas y bajas violentas, pero sin definir una tendencia clara, aún cuando la dirección principal de los índices es alcista. Las monedas principales tampoco ofrecieron una tendencia definitoria.

Sin dudas, el clima de negocios, que parecía bien encaminado hacia fines de la semana pasada, aparece opacado en estas horas. El fuerte rebrote del virus en los estados del sur de Estados Unidos, en algunos de los cuales se registraron niveles récord de contagios, llenó de preocupación a los inversores, que parecen percibir un retardo importante en la recuperación económica del país.

La rápida salida de la crisis que podía esperarse a partir de un aumento muy fuerte de las ventas minoristas, los permisos de construcción y un dato de empleos de mayo muy prometedor había generado expectativas que se fueron diluyendo con el paso de los días. Además, el fallido acto de campaña del presidente Trump en Tulsa, que tuvo lugar el sábado pasado, y en el cual no logró reunir más de 6.000 seguidores, hace replantear no solo su estrategia para las elecciones de noviembre, sino que da lugar a que los mercados deban aceptar que el candidato opositor Joe Biden puede ser el próximo presidente. La imagen de Trump posterior al acto, desaliñado y derrotado, no solo deja entrever que así puede sentirse, sino que la propia filtración de la foto es una muestra de que algunos de sus colaboradores ya no se preocupan demasiado por preservarlo.

El presidente intentó, durante toda la semana, mostrar que todo va mejor, algo que, con pocas excepciones, están tratando de hacer los políticos en todo el mundo. Pero los mercados, que son bastante más lineales, no lo creen. La baja que está experimentando tanto el Dow Jones como el S&P 500 sobre el cierre del viernes es una clara muestra de que la semana entrante no será fácil en Wall Street.

En cuanto a las monedas líderes, el euro parecía escaparse sin dificultades, hasta que el dólar metió la cola, y resurgió con fuerza, ante la búsqueda de refugio de los inversores. Lo mismo sucedió con la libra, que a partir del lunes volverá a enredarse con las conversaciones por el Brexit, un berenjenal que no solo es confuso y perjudicial para Europa y Reino Unido, sino que demuestra la ineptitud de los políticos y negociadores de ambas partes.

La libra deberá luchar muchísimo para superar 1.3000 nuevamente, algo que estuvo a punto de hacer a mediados de mes. Esta semana termina a la baja, cerca de 1.2300, y con indicadores que la pueden depositar en la zona de 1.2015, el mínimo de mayo, sin muchos problemas, y en pocos días. Claro que, en su favor, también hay que mencionar aquí la fortaleza del dólar.

El yen, en cambio, parece imbatible, y sigue siendo la perfecta rueda del auxilio de los mercados a la hora de buscar protección. El miércoles a punto estuvo de quebrar 106.00, y la embestida del dólar de estos días apenas lo movió un centenar de puntos. No ofrece muchas alternativas el yen, es verdad, pero su condición de activo de refugio está más vigente que nunca.

La otra estrella de la semana fue el oro. El metal precioso llegó a su máximo desde octubre de 2012, y acumula motivos para estirar sus ganancias al máximo de ese mes, en 1795 dólares, sin muchas trabas. Por ahora se detuvo en 1779 dólares, nivel que superó por unos dólares sus máximos anteriores, pero tiene todo a favor. Entre lo que más viento en popa le ofrece al oro se encuentra la montaña de dinero que los bancos centrales emitieron en este tiempo –y lo siguen haciendo, algunos sin control- y que tendrá efectos inflacionarios en todo el mundo, y hasta hiperinflacionario en algunas latitudes, sobre todo en el sur de Latinoamérica.

La agenda de noticias de la semana tiene, como cada inicio de mes, sus principales atractivos en los datos de empleo de junio, que dejarán mucha tela para cortar. Los pronósticos apocalípticos de mayo no se cumplieron, pero el temor es que los de junio, ciertamente positivos, no se cumplan como se espera. Esto aplica al dato del Departamento de Trabajo y a la encuesta ADP del sector privado.

Las encuestas de manufacturas y de servicios serán clave. Se espera que ambas queden cerca de los 50 puntos, que separan la expansión de la contracción de estos sectores, y si alguna roza este nivel, serán un buen incentivo. Desde el gobierno, seguramente, cada buen dato se festejará como un triunfo.

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