Análisis

Claves de la nueva regulación de los criptoactivos en Europa

Este artículo ha sido escrito por Sam Theodore, analista senior de Scope Ratings

El acuerdo alcanzado recientemente por el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo sobre un proyecto final de regulación de los Mercados de Criptoactivos (MiCA), seis meses antes del plazo previsto, ha supuesto todo un hito. Se espera que MiCA entre en vigor hacia finales de 2023 y su objetivo es establecer normas para los proveedores de servicios de criptoactivos (CASP) a nivel de la UE, sustituyendo así cualquier marco nacional existente. A continuación, analizamos cómo afectará a las criptodivisas y al sector bancario europeo.

Efecto positivo para los bancos europeos

La aplicación de la MiCA debería ser positiva para el sector bancario europeo por varias razones:

  • En primer lugar, regular el mercado de las criptomonedas, proporciona más transparencia a las actividades vinculadas a las criptomonedas de algunos bancos más importantes, como la custodia, las inversiones a través de filiales o incluso las operaciones.
  • En segundo lugar, si el CASP es una entidad de crédito ya autorizada en la UE, no necesitará una licencia aparte. Esto será una ventaja, especialmente para los bancos con presencia transfronteriza, que podrán realizar actividades relacionadas con las criptomonedas a través de este pasaporte.
  • En tercer lugar, a diferencia de la situación en EE.UU., la exigencia de que los CASP constituyan entidades jurídicas debería ser un obstáculo importante para el crecimiento europeo de la financiación descentralizada (DeFi), en la que la emisión se realiza a través de organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) sin emisor identificable. Dicho esto, si la DeFi adquiere relevancia en todo el mundo, es posible que, en un futuro, la regulación de la UE se adapte a ella.

Como ocurre con otras innovaciones del ámbito digital, los ganadores del nuevo ecosistema serán los bancos que dispongan de la tecnología más avanzada y de los recursos necesarios para ser competitivos. Por muy segura que sea la actual estructura normativa en Europa para los bancos, no debe interpretarse como una salvaguarda para el largo plazo. Como estamos viendo con la MiCA, los reguladores deben ser inteligentes y, con el tiempo, pueden ponerse al día con el cambio y la innovación, y no frenarla con tal de ayudar a las entidades tradicionales que tardan en adaptarse.

Un equilibrio regulatorio apropiado

En mi opinión, la MiCA es el tipo de marco regulador apropiado que necesita el mercado de las criptomonedas. En lugar de ser restrictivo y dificultar la innovación y el crecimiento, exige un alto grado de divulgación y transparencia tanto para los criptoactivos como para sus proveedores de servicios, incluso para las stablecoins. Desde luego, no trata de frenar la innovación. Todo lo contrario, ya que, al establecer normas comunes para los 27 Estados miembros, pretende crear un mercado único de criptomonedas que ofrezca a las entidades participantes amplitud y solidez para sus huellas digitales, así como fiabilidad normativa transfronteriza.

En este sentido, la MiCA pretende establecer un reflejo de la normativa existente para los productos e instituciones financieras tradicionales, de modo que la evolución del mercado de las criptomonedas no altere ni afecte a los mercados financieros, que son mucho más amplios.

Los críticos señalan los posibles límites anunciados en la emisión de stablecoin como un impedimento innecesario, pero la preocupación de los responsables políticos es preservar la soberanía monetaria y la protección del consumidor. Tras el fracaso de Terra/Luna, aumenta el interés también en Estados Unidos por regular, de algún modo, el mercado de stablecoin. Sin embargo, allí el enfoque es algo distinto al de Europa. Mientras que la UE no parece inclinada a aceptar todas las stablecoins privadas como parte del sistema financiero y bancario oficial, la ley estadounidense Stablecoin TRUST de 2022, si se aprueba, sí lo permitiría si el emisor se adhiere a ciertas normas y condiciones.

Según algunos analistas, esto podría cuestionar la necesidad de establecer un dólar digital. Por el contrario, el BCE y la CE parecen estar cada vez más comprometidos con un euro digital, una moneda digital fiduciaria no instrumentalizada por las stablecoins privadas.

Esta última es también la opinión del Banco de Pagos Internacionales (BPI). En su Informe Económico Anual recientemente publicado, una sección sobre el futuro sistema monetario destaca su convicción de que seguirá basándose en el dinero del banco central, principalmente a través de las monedas digitales del banco central (Central Bank Digital Coins  o CBDC, por sus siglas en inglés). El informe advierte que "los defectos estructurales hacen que el universo criptográfico sea inadecuado como base de un sistema monetario: carece de un punto de anclaje nominal estable, mientras que los límites de su escalabilidad dan lugar a la segmentación".

Para tratar de preservar el privilegiado estatus de moneda de reserva del dólar, EE.UU. tendrá que avanzar más rápido y con más decisión en el mundo de las CBDC, especialmente porque China le lleva la delantera. Esto puede ensombrecer las perspectivas de que las stablecoins sean algún día algo más que un canal de pago marginal, incluso en EE UU.

El colapso del mercado de criptomonedas

La finalización de la MiCA resultó muy oportuna, dada la enorme inestabilidad que están sufriendo los mercados de criptomonedas, apuntalada por el colapso de las valoraciones. La capitalización del mercado de las criptomonedas ha caído un 70%, desde el pico de 3 billones de dólares del pasado mes de noviembre a unos 900.000 millones de dólares en la actualidad, lo que refleja la caída de la valoración del Bitcoin, que ha llegado a caer de 69.000 a 19.000 dólares (el mínimo fue de 13.000 dólares el mes pasado).

Mientras que el número de millonarios de Bitcoin en todo el mundo se redujo de aproximadamente 109.000 a 26.000 (y el número de "ballenas" de 10.600 a 4.300), las bajas valoraciones de las criptomonedas han atraído a los recién llegados: 13.000 inversores de una unidad completa y más de 250.000 de una fracción de moneda, en su mayoría inversores minoristas deseosos de iniciarse. Muchos de estos inversores carecen de una comprensión adecuada de los riesgos que conlleva. Y demasiados especialistas y entusiastas de las criptomonedas, a través de los medios de comunicación social y otros canales, siguen celebrando el vaso medio lleno, afirmando que el colapso eliminará el excesivo apalancamiento del mercado de las criptomonedas y lo hará más invertible. Aunque admiten que se necesitan regulaciones, la mayoría piden que los cambios sean pequeños, "para no reprimir las innovaciones tecnológicas".

Mientras tanto, las noticias negativas en el sector de las criptomonedas se acumulan, desde el colapso de las "stablecoins" TerraUSD y Luna (un hundimiento del 93% frente al dólar) hasta el impago del fondo de cobertura de criptomonedas Three Arrows Capital, con sede en las Islas Vírgenes Británicas, y los graves problemas experimentados por los prestamistas de criptomonedas Celsius y Voyager Digital (este último es el acreedor de Three Arrows).

Una reciente encuesta de Capgemini sobre el mundo de las criptomonedas reveló que las principales preocupaciones de los inversores reales o potenciales en criptomonedas son la falta de seguridad, la volatilidad de los precios, la falta de educación, las complejidades fiscales y, sobre todo, la falta de una regulación adecuada. Visto desde este punto de vista, la MiCA mitigará algunas de estas preocupaciones, lo que es claramente un paso positivo para los emisores, administradores, comerciantes e inversores de cripto en la UE. Y no sólo en la UE, ya que el proyecto de regulación de Europa puede, y de hecho debería, inspirar la regulación de las criptomonedas en otros lugares.

El debate sobre la regulación de las criptomonedas continúa en EE.UU.

En EE.UU., el mayor mercado de criptomonedas del mundo con diferencia, se sigue debatiendo sobre la forma óptima de regular las criptomonedas en medio de la preocupación de que la regulación perjudique la innovación.

Un proyecto de ley bipartidista en el Senado exigiría a la SEC que estudiara la posibilidad de crear una organización de autorregulación (SRO), lo que daría a los participantes en el sector de las criptomonedas un margen de maniobra considerable. El debate también se centra en el dilema de qué regulador debe tomar la iniciativa: la SEC o la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC). Al parecer, los criptoparticipantes prefieren a esta última, ya que la SEC es conocida por sus acciones coercitivas más agresivas.

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