Análisis

La política fiscal de Portugal y su rápida reducción de la deuda contrastan con España e Italia

Este artículo ha sido escrito por Alvise Lennkh y Giulia Branz, analistas de Scope Ratings

La estabilidad política de Portugal y el renovado compromiso de su Gobierno de consolidar las finanzas públicas mantendrán su ratio de deuda pública en una firme trayectoria descendente, al contrario que sucede en España e Italia. El ajuste económico y fiscal de Portugal desde la crisis ha sido impresionante.

Además, su crecimiento ha superado la media de la zona euro desde 2016, en torno al 2,5% anual. El déficit fiscal se redujo a alrededor del 0% del PIB en 2019 desde el 11,4% del PIB en 2010. La tasa de desempleo ha caído por debajo del 7% desde alrededor del 17%. La balanza por cuenta corriente de Portugal está justo por debajo del equilibrio y el sector bancario se ha recapitalizado y reestructurado.

El primer ministro António Cosza, reelegido en octubre del año pasado, ha dejado claro que las prioridades presupuestarias de su Gobierno incluyen la consecución de presupuestos equilibrados para reducir la elevada deuda pública, al tiempo que se aumentan ligeramente los salarios públicos y gastos sociales.

Las autoridades portuguesas han aprovechado el entorno económico favorable para hacer frente a las vulnerabilidades de las finanzas públicas que aún existen en el país. El déficit estructural (déficit ajustado por gastos extraordinarios, así como el ciclo económico), se situó en el 8,5% del PIB potencial en 2010 y ahora está cerca del equilibrio (alrededor de 0,4% según estimaciones de la Comisión Europea), lo que respalda nuestra expectativa de que el Gobierno ponga en marcha unos presupuestos fiscales equilibrados en los próximos años a pesar de unas perspectivas de crecimiento más débiles.

El compromiso de mantener una postura fiscal prudente se refleja en el plan presupuestario de Portugal para 2020, que contempla para este año un superávit presupuestario del 0,2% del PIB y un elevado superávit primario por encima del 3% del PIB.

El aumento de los salarios públicos y las prestaciones sociales tiene por objeto hacer frente a las crecientes presiones sociales y puede reducir ligeramente el ritmo de la consolidación fiscal, pero no debería debilitar el compromiso de mantener superávits primarios de alrededor del 3% del PIB. Estos aumentos del gasto contrastan con los recortes llevados a cabo desde la crisis y deben considerarse en el contexto de un mercado laboral saludable y el aumento de los salarios del sector privado.

La prudente política fiscal de Portugal ha contribuido a la reducción del nivel de deuda pública desde su máximo en el 132,9% del PIB en 2014 hasta el 118,9% de 2019. Esperamos que la relación entre deuda y el PIB caiga por debajo del 105% para 2024. En concreto, prevemos un descenso adicional del ratio de deuda de Portugal en unos 15 a 20pp hasta 2024, lo que supera las expectativas de la trayectoria de la deuda pública de Italia y España.

Si bien España (A-/Estable) ha crecido alrededor del 2% en el pasado, el persistente estancamiento político ha impedido la aplicación de otras reformas significativas desde 2015. El déficit estructural sigue siendo el más alto de la zona euro, en torno al 3% del PIB potencial, y el desempleo se está estabilizando justo por debajo del 14%. En consecuencia, la deuda pública de España, que es inferior a la de Portugal, situándose en torno al 97% del PIB, sigue una tendencia ligeramente descendente debido al crecimiento y a la disminución de los pagos de intereses. Sin embargo, la reducción es significativamente más lenta que la de Portugal y, lo que es más preocupante, es de naturaleza totalmente cíclica y ahora también está sujeta a la incertidumbre dadas las iniciativas políticas expansionistas del nuevo Gobierno español.

Italia (BBB+/Estable), por su parte, tiene un largo historial de superávit primarios, pero la tasa de crecimiento anual del país sólo ha promediado alrededor del 0,9% en los últimos cinco años, manteniendo la relación deuda/PIB en un máximo histórico de alrededor del 136%. En este contexto, los nuevos presupuestos de Italia retrasan la consolidación fiscal, favoreciendo en cambio las iniciativas destinadas a apoyar el crecimiento, lo que se espera que dé lugar a una trayectoria de la deuda bastante plana para los próximos años.

De cara al futuro, a pesar de la mejora de las finanzas públicas de Portugal, sus perspectivas de rating siguen estando limitadas por su modesto potencial de crecimiento, su elevada deuda externa, las empresas estatales en pérdidas y los riesgos contingentes del sector financiero, incluidas las inyecciones de capital previstas en Novo Banco de hasta 2.000 millones de euros hasta 2025.

El 31 de enero, Scope elevó la calificación de Portugal a BBB+ y revisó la perspectiva a Estable.

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