El reto y la necesidad de invertir en la red eléctrica
|Alemania, Países Bajos y Bélgica necesitan mucha más inversión que los países del sur de Europa para modernizar sus redes de transporte de electricidad hasta 2034, de ahí la importancia de haber asegurado la mayor parte de los más de 200.000 millones de euros de financiación necesarios.
La disparidad entre las regiones es enorme. Estimamos que, por cada euro de activos de red existentes, España e Italia invertirán lo mismo en nuevas infraestructuras de transmisión eléctrica para hacer frente al crecimiento de la demanda y mejorar la resiliencia a medida que se incorporen más energías renovables.
En cambio, Alemania y los Países Bajos gastarán varias veces esa cantidad, entre 4 y 4.5 euros por cada euro de activos existentes. En el caso de Bélgica, la cifra ronda los 2.7 euros (Gráfico 1).
El reto que supone el gasto de capital en esos países se deriva de la necesidad de integrar la energía eólica marina, apoyar una flota de generación más descentralizada en el interior y gestionar importantes flujos transfronterizos de electricidad, aspectos todos ellos menos relevantes en Italia y España.
La inversión necesaria en Alemania, los Países Bajos y Bélgica ha planteado a las autoridades y a las utilities un reto financiero que aún no han superado por completo.
Los operadores de sistemas de transporte (TSO, por sus siglas en inglés) de Alemania se enfrentan a un déficit de financiación de alrededor de 30.000 millones de euros de una inversión total necesaria de 125.000 millones de euros para 2029, aunque los nuevos incentivos normativos deberían permitir salvar esa diferencia.
El TSO de Bélgica ha prefinanciado parcialmente sus necesidades de efectivo de 7.500 millones de euros para 2028. El Gobierno neerlandés dio el paso decisivo de proporcionar garantías que cubren íntegramente las necesidades de inversión de 90.000 millones de euros de su TSO nacional hasta 2034.
Gráfico 1: Aumento de la potencia: las redes alemana, holandesa y belga necesitan una mayor inversión que España e Italia
Los clientes se enfrentan a una disyuntiva entre facturas más elevadas y una mayor fiabilidad
Para los consumidores, estas inversiones podrían suponer un aumento de las facturas de electricidad de aproximadamente un 20% durante la próxima década, pero el ahorro potencial en los costes de generación y los servicios auxiliares podría reducir el impacto neto en la factura global a largo plazo.
Sin embargo, el aumento de las facturas es el precio que hay que pagar por una mayor fiabilidad y estabilidad de la red, con un menor riesgo de apagones, lo que también permite la integración de más electricidad intermitente generada por energía eólica y solar en el futuro.
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