El nuevo riesgo de mercado no es económico, sino institucional
|Esta semana, los mercados han vuelto a recordarnos que el riesgo político puede desdibujar cualquier narrativa macro. El S&P 500 cerró con caídas de cerca del 2%, arrastrado por una combinación de temores fiscales, tensiones comerciales y ruido institucional que empieza a preocupar incluso al mercado de bonos.
Todo empezó con la aprobación por la mínima del paquete fiscal impulsado por Donald Trump, el llamado "One Big Beautiful Bill Act", una reforma tributaria de más de mil páginas que dispara las dudas sobre la sostenibilidad del déficit, generando una reacción fue inmediata en los bonos estadounidenses, que vivieron una fuerte oleada vendedora.
Aquí es donde las señales se cruzan, con una inflación que se modera, un crecimiento del dinero por debajo del 6% que históricamente se asocia a un entorno de inflación controlada, y sin embargo los tipos largos no bajan. ¿Por qué? Porque el mercado ya no ve a Estados Unidos como un activo sin riesgo. Lo que estamos viendo, es un episodio claro de “incertidumbre de régimen”. No hablamos de incertidumbre económica o política puntual, sino de un cambio de reglas en todos los frentes: fiscal, comercial e institucional.
Trump ha vuelto a tensar la cuerda con Europa, amenazando con un arancel “plano del 50%” a todas las importaciones desde la UE. Esta vez ni siquiera se disimula, pues las amenazas son públicas, maximalistas y carentes de recorrido técnico. No sorprende que otras potencias empiecen a ignorarlas. Si China ya logró que Trump se echara atrás, ¿por qué no van a hacer lo mismo Bruselas o Canadá?
Y en paralelo, el mercado de bonos se enfrenta a un dilema difícil, pues si el déficit se financia acudiendo al mercado, subirán los tipos. Y si lo hace la Reserva Federal (como en 2020), se disparará la masa monetaria… y volverá la inflación. Pase lo que pase, la rentabilidad exigida a los bonos tiende al alza. Y con ella, el riesgo de que las valoraciones en renta variable empiecen a ajustarse.
De momento las bolsas aguantan. Pero algo empieza a cambiar. Las previsiones de beneficios en Estados Unidos se han ido revisando a la baja semana tras semana y muchas compañías han dejado de dar guías de futuro, literalmente porque no saben qué hacer. Y eso es otra señal de que la incertidumbre, más allá de los datos macro, se está colando por debajo de la piel del mercado.
A todo esto, el movimiento de flujos está siendo revelador. En Europa, los inversores están abandonando posiciones conservadoras para volver a buscar yield en deuda corporativa, high yield y emergente. Los flujos hacia fondos de duración corta han sido muy significativos, y los fondos monetarios empiezan a perder atractivo. Mientras tanto, la renta variable europea empieza a mostrar fatiga.
¿Qué vigilar esta semana?
Lo importante ahora no es el dato de inflación, ni los PMI. Es cómo se articula el nuevo triángulo de tensión: déficit fiscal, política comercial y curva de tipos. Si los bonos siguen sin reaccionar a la baja pese a la desinflación, será señal de que la desconfianza institucional está calando.
Los flujos ya están hablando. Y la historia reciente nos enseña que los flujos suelen anticipar lo que las valoraciones tardan en reflejar.
Niveles técnicos clave
No son recomendaciones de inversión. Solo comentarios desde un punto de vista técnico informativo.
1.- S&P 500
Desde un punto de vista técnico, el primer intento de pérdida de la zona de control está delimitada por los 5.800 puntos. Si esa zona cede, el primer objetivo en los 5.650-5.680 y soporte relevante siguiente en los 5.500 puntos. Por arriba, los 5.950-6.000 puntos suponen la resistencia a superar.
2.- IBEX-35 (IBEX)
La violencia del movimiento del viernes, pese a cerrar por encima de la zona psicológica de los 14.000 puntos, pone de manifiesto el nerviosismo de los inversores ante un índice que ha corrido mucho en el año y en el último mes. Habrá que estar muy atentos a la volatilidad pues, aumentos de esta avisarán de problemas serios. Tomaremos como primer soporte los mínimos marcados el viernes, en los 13.850-13.800 puntos como primera referencia válida. Perder ese nivel implicaría ir a buscar los 13.400 puntos. Por arriba, atentos a los máximos en los 14.400 puntos que, de superarse llevarían al índice a los 14.800 puntos.
3.- El Bircoin BTC)
El Bitcoin en máximos. ¿El final, o el principio del nuevo ciclo institucional?
Estos días hemos visto como el Bitcoin superaba sus máximos históricos. Y no lo hace por un nuevo “hype” o una “euforia puntual” similares a las del pasado. Lo hace sobre un cambio profundo en la estructura del mercado. A mi modo de ver, lo que estamos viviendo no es un “rally”, es el inicio de una nueva fase que supondrá la consolidación definitiva del ciclo institucional.
En primer lugar y para justificar esa idea, toca analizar cómo la narrativa del Bitcoin ha cambiado por completo. De ser una apuesta especulativa, está pasando a una, obligación estratégica. Ahora mismo, no tener exposición institucional a este activo no solo es un error, sino que es un riesgo. Lo que hace unos años era un tabú en los comités de inversión, hoy es una obligación mínima para cualquier gestor que quiera estar en el radar.
La narrativa del oro digital se refuerza en un contexto de inflación estructural, déficits persistentes y desconfianza hacia los mercados de deuda. El desacople con el Nasdaq es una señal, donde el Bitcoin empieza a comportarse más como reserva de valor que como activo tecnológico.
En segundo lugar y del lado de la oferta, los datos son muy claros pues, en los últimos 12 meses se han minado unos 165.000 BTC y, en ese mismo periodo, gobiernos, empresas y fondos han comprado más de 431.000. La escasez con impacto estructural en precio.
Además, el capital está rotando de manos débiles (retail, especuladores de corto plazo) a manos fuertes (institucionales, empresas, ETF). Y esas manos no venden. Este cambio de tenedor reduce la liquidez, comprime la volatilidad y eleva el suelo del mercado.
En tercer lugar, observamos un nuevo bloque dominante conformado por ballenas, corporaciones y ETFs. De ese modo, las entidades que poseen entre 1.000 y 10.000 BTC ya superan los 3.5 millones de unidades bajo gestión. Desde que se lanzaron los ETFs, estas cifras no han dejado de subir y alcanzan los 1.2 millones de BTC. BlackRock lidera con 647.000 unidades y cabe mencionar que, de forma global, el 75% de estos fondos son de clientes individuales con alto patrimonio. Así mismo y para cerrar ese punto, lo más relevante viene del lado corporativo, donde más de 90 empresas cotizadas ya tienen cerca de 748.000 BTC en sus balances.
Todo esto. Muestra como la presión estructural sobre la oferta es real y sin precedentes.
Es interesante hacer notar que del lado de las “Altcoins” se ha producido una criba natural. El dinero nuevo entra por el Bitcoin y, en menor medida, por Ethereum y Solana. El resto necesita justificar su existencia y atrás quedaron los años donde bastaban promesas para generar flujos. Se impone tener producto, uso y adopción. Lo que no aporte valor, queda atrás.
Si analizamos ahora si el mercado está sobrecalentado, desde la óptica “on-chain” podemos decir que aún no. La ratio de ganancias realizadas por holders está lejos de los picos históricos de otros ciclos y podría quedar margen alcista si la macro acompaña.
Y de cara al futuro, el interés creo debe estar sobre la regulación que viene desde Estados Unidos, en especial sobre qué se considera un security. Así mismo, tenemos las acciones sobre política fiscal que se terminen ejecutando en aquel país y todo los relativo a flujos y la evolución del crédito global.
Así las cosas, estamos ante un cambio estructural. El Bitcoin está entrando en la arquitectura financiera global. Y eso tiene consecuencias.
Técnicamente, el soporte principal está en los 98K-100K dólares y el soporte actual en los 108K dólares. Si esa zona se pierde, primera parada en los 105K dólares que abren las posibilidades de testear el primer nivel indicado. Por arriba, nueva zona de máximos si supera los 112K dólares y objetivo en los 120K dólares. El aumento de volatilidad puede estar dando señales de cierto agotamiento y prudencia.
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