Análisis

El dólar buscará una nueva oportunidad

Una semana intensa se vivió en los mercados financieros. Las reuniones de política monetaria de los bancos centrales surtieron efecto en los precios de los cruces principales, y pese al habitual lenguaje difuso que presentan, quedaron algunas conclusiones.

El discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, fue por lo menos elocuente. Dejó en claro que, pese a que seguirá usando “la amplia gama de herramientas disponible” como suele decir el propio funcionario, no habrá más dólares para ayudar a la economía, al menos por ahora.

La bolsa de Nueva York sintió el impacto. Muchos esperaban más dólares para seguir engordando a las acciones que crecen solo por la inundación de dinero, pese a que no son pocos quienes atribuyen el actual rally a la recuperación económica. A esta altura de los acontecimientos, queda claro que a la bolsa poco le importa el estado de la economía, y que solo se mueve al alza cuando hay liquidez, cayendo cuando esta decrece. Para mayores antecedentes, solo hay que remontarse a marzo de 2009, cuando en plena crisis financiera, que a los efectos de los mercados fue más devastadora que la actual, los índices comenzaron a crecer sin pausa, alimentados con dólares de la Fed. Con algunos altibajos, ese rally se mantuvo hasta 2018.

Powell pide que esta vez actúe el Congreso. Republicanos y demócratas se pelean por un nuevo plan de estímulo, cuyo monto no está aún determinado. La cuestión política es indivisible en estas circunstancias. El presidente Trump quiere inyectar más fondos, pese a que va en contra de su filosofía, en tanto los demócratas, que en caso de llegar al poder imprimirán dólares día y noche, se niegan a aprobar un plan determinado.

 Naturalmente, los mercados prefieren que gane Trump, esperando un gobierno similar al actual, menos tendiente a la intervención y a los impuestos. De Biden se espera todo lo contrario, en especial si su victoria fuera holgada.

La ausencia de nuevas inyecciones de fondos no le dio al dólar mayor fuerza, sino todo lo contrario. El euro volvió a ganar, y rozó otra vez 1.1900, pese a la baja que sufrió el mismo miércoles después de la Fed. Ya el jueves volvió a posicionarse sobre 1.1800, y cierra la semana por encima de dicha cota, con destino no muy claro para el inicio de la semana próxima

Precisamente, el euro estará en el foco de atención de los operadores, dado que se conocerán los datos de manufacturas de Alemania, que son los que más peso tienen ahora mismo sobre la divisa única. La locomotora europea ha dado muestras de firme recuperación en las últimas mediciones y se espera que así siga.

La libra esterlina, en tanto, lucha por no perder terreno entre la debilidad del dólar y sus propias penurias, derivadas del laberinto del Brexit. Una vez más, el gobierno de Boris Johnson insiste en romper todo acuerdo con la Unión Europea, aunque se mostró algo más permeable, aceptando algunas concesiones en materia de pesca y otras cuestiones comerciales, uno de los puntos más complicados en el enfrentamiento con Bruselas. Rara paradoja la de la UE: Reino Unido se quiere retirar, y es la Unión la que se deja presionar, sabiendo que los británicos tienen peso propio. La vapuleada libra de los últimos años, que pasó de 1.5000 a 1.1400 (mínimo de los últimos 35 años que tocó en marzo pasado), ahora intenta recuperarse con pocos argumentos. Si algo le faltaba era lo que el comunicado del Bank of England sugirió: implementar tasas negativas. Demasiado bien le va a la libra.

El yen termina una de sus mejores semanas de los últimos meses. La designación del nuevo primer ministro japonés, Yoshihide Suga influyó para esta situación, y la moneda local se acerca a sus máximos de julio.

El oro, en tanto, se enredó entre los 1970 y 1935 dólares, sin salir de esa estrecha e inusual franja de precios. Al igual que el yen, el oro es un termómetro del humor de los mercados, y cuando se mantiene muy quieto, hay que prestar suma atención.

El calendario de la semana entrante incluye varias presentaciones de Jerome Powell, dos de ellas ante el Congreso. Pero lo que dijo el miércoles parece haber sido suficiente.

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