Desplome a la china

• Este artículo escrito por Yuri Rabassa fue publicado originalmente en la edición de julio de 2015 de la revista ForexDuet.

Mirado desde la óptica occidental, el gigante asiático no deja de sorprendernos. Allí todo parece hacerse a lo grande y cualquier cifra originada en aquel país deja en el más absoluto de los ridículos las de las principales potencias mundiales. Y claro, como no podía ser de otra manera, con la evolución de su mercado bursátil ocurre lo mismo.

Se estima que alrededor de 90 millones de inversores individuales chinos operan a diario en su bolsa, en un país con una población con una gran afición por el juego y las apuestas. La mayoría de ellos no son más que meros aficionados sin ningún tipo de preparación financiera, que invierten sus ahorros en un mercado extremadamente volátil. Esto ya ha ocurrido antes en otros países. En el mundo financiero se suele decir que cuando escuches al taxista contarte que ha comprado tal o cual valor porque está muy fuerte, ha llegado el momento de vender. En el número 24 de esta misma revista escribía sobre la Teoría de Dow, y explicaba que para Charles Dow la tendencia tenía tres fases.

La fase de acumulación, en la que los inversores más astutos y mejor informados se anticipan y comienzan a comprar valores, cuando todavía la mayoría piensa que van a seguir cayendo. La fase de participación pública, es aquella en la que el tono de las noticias que va llegando de la economía y de las bolsas es cada vez más optimista, y esto va atrayendo a nuevos inversores, cada vez menos sofisticados y preparados, que no quieren perderse la fiesta. En esta fase los precios alcanzan su máxima aceleración alcista, animados por el optimismo comprador.