Los retos comerciales seguirán sobre la mesa
El anuncio de las líneas generales de un acuerdo comercial sustancialmente mejor de lo esperado entre EE.UU. y China la semana pasada fue muy bien recibido en los mercados. Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, reconoce que es sin duda positivo, pero también remarca que no supone en modo alguno el fin de las fricciones comerciales entre las dos potencias. “No hay garantías de que se llegue a un acuerdo definitivo y es probable que en los próximos meses se planteen retos que puedan dar lugar a una nueva subida de los aranceles”, sostiene.
Apunta, además, que si bien los pactos con Reino Unido y China reducen el arancel medio ponderado sobre todas las importaciones de bienes a EE.UU. de un 28% estimado a alrededor del 18%, esto implica un aumento de 15 puntos porcentuales en lo que va de año, lo que supone 150 puntos básicos (pb) de presión inflacionista subyacente adicional que probablemente se materializará en 2025.
Prevé, de hecho, que el IPC subyacente de la primera potencia mundial, que en su opinión habría marcado el punto más bajo del ciclo en abril con la subida del 2.8% interanual, termine este año por encima del 4%, lo que impedirá a la Reserva Federal relajar la política monetaria, a pesar de las expectativas del mercado de al menos dos recortes de tipos de 25 pb en 2025.
El experto tampoco se muestra optimista respecto a las perspectivas de otros indicadores de la economía estadounidense conocidos en los últimos días. Comenta que las ventas minoristas arrojaron mensajes contradictorios y espera que su crecimiento se debilite a medida que aumenten los precios de los bienes debido al incremento de los aranceles. Y también prevé que el índice de confianza de la Universidad de Michigan, que se desplomó aún más en mayo, continúe su deterioro ya que las lecturas de este indicador están estrechamente relacionadas con las expectativas de inflación, que los gravámenes a las importaciones impulsan al alza.
Asia
Del análisis de los datos difundidos la semana pasada por las principales economías asiáticas, Temple destaca que China “sigue corriendo un riesgo significativo de caer en una trampa deflacionaria”, lo que es muy peligroso dado el alto nivel de apalancamiento del sector empresarial del país. “La caída de los precios al productor dificulta que las empresas sigan pagando su deuda […] Hasta la fecha, no hay signos evidentes de un deterioro significativo de la calidad crediticia de las empresas, pero cuanto más se prolongue la situación, mayor será el peligro”, afirma.
Por otro lado, el PIB de Japón en el primer trimestre de 2025 fue peor de lo esperado, con una contracción intertrimestral (trimestral) del 0.7% en tasa anualizada. “Mi optimismo con respecto a la renta variable japonesa no se basa en una aceleración del crecimiento. Dados los retos demográficos estructurales aparentemente insuperables de Japón, es probable que el crecimiento del PIB sea limitado en los próximos años. En cambio, las perspectivas positivas para la renta variable japonesa se basan en la optimización del capital, la inflación sostenida debido a la escasez de mano de obra y el aumento de la inversión en capital fijo para aumentar la productividad y hacer frente a los obstáculos derivados de la oferta insuficiente de trabajadores”, explica.
El PIB del Reino Unido en el primer trimestre de 2025, por su parte, creció ligeramente más de lo esperado. La solidez de la inversión empresarial y el aumento de las exportaciones netas impulsaron las mejores cifras, mientras que el consumo privado y el gasto público fueron más débiles de lo previsto, destaca Temple. Teniendo en cuenta estas corrientes contrarias sería positivo que los datos de ventas minoristas del país en abril, que se conocerán esta semana, coincidieran con los niveles de marzo, pero no sería sorprendente que se produjera un cierto debilitamiento, dado que en el primer trimestre de 2025 aumentaron a una tasa interanual del 6.7%, comenta.
Bajo los focos
También acapararán la atención en los próximos días las cifras de IPC de Reino Unido y Japón, que previsiblemente serán más altas, así como los datos de gestores de compras preliminares de mayo de las principales economías desarrolladas. Según el estratega de Lazard, es probable que la combinación de los fuertes aumentos de las facturas de energía y agua, así como los cambios en los impuestos sobre los vehículos, los costes de la vivienda social, los impuestos sobre los pasajeros aéreos y una Semana Santa más tardía de lo habitual eleven las lecturas de inflación británicas. Pero la cuestión clave para el Banco de Inglaterra será “si decide ignorar el cambio brusco de los precios en abril, partiendo del supuesto de que el impulso desinflacionista subyacente se mantiene intacto”, apunta.
Por otro lado, se espera que los PMI de EE.UU. se mantengan estables o ligeramente más débiles, mientras que los de la zona euro, Francia, Alemania y el Reino Unido seguirán estables o levemente más fuertes.
Finalmente, el estratega de Lazard se refiere a una posible reducción de 10 pb de los tipos de interés preferenciales por parte del Banco Popular de China (PBoC), de tal forma que los de un año (base para los préstamos comerciales) se situarían en el 3% y a cinco años (base para los hipotecarios residenciales) pasarían al 3.5 %. “La disminución es muy pequeña pero otra señal más de que el Gobierno central sigue trabajando para estimular la actividad económica, aunque de forma insuficiente y poco óptima”, comenta.
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