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Análisis

Las apuestas por una bajada de tipos, en desacuerdo con las sólidas perspectivas económicas

La actividad mundial se mantuvo estable durante la crisis arancelaria de la primera mitad del año y, ahora que ya hemos superado el pico de incertidumbre política, seguimos considerando que las expectativas de crecimiento son demasiado pesimistas. La solidez económica debería respaldar los activos de riesgo, pero creemos que los mercados aún tendrán que asimilar un contexto de política monetaria menos favorable.

En particular, el sólido crecimiento, la elevada inflación y las limitaciones de capacidad en Estados Unidos parecen contradecir las expectativas del mercado de que la Reserva Federal comience a recortar los tipos de interés en el tercer trimestre hasta alcanzar un tipo terminal del 3%. Creemos que, en última instancia, los recortes de tipos se pospondrán hasta 2026 y que una flexibilización ahora podría provocar una inflación aún más persistente en el futuro.

Seguimos preocupados por las repercusiones de la polémica sobre los aranceles y esperamos que las economías que dependen de las exportaciones atraviesen una fase de desaceleración en los próximos meses. No obstante, seguimos siendo optimistas sobre las perspectivas de crecimiento mundial, ya que la relajación de las condiciones financieras está impulsando una recuperación cíclica de la actividad. Nuestra previsión de que la economía mundial crezca un 2.5% este año y un 2.6% en 2026 sigue estando por encima del consenso.

Seguimos esperando que la economía estadounidense supere las expectativas. El mercado ha aprovechado las revisiones a la baja de las nóminas y la presión política para descontar recortes inminentes de los tipos de interés. Sin embargo, la mayoría de los demás indicadores sugieren que el mercado laboral sigue estando en buena forma, mientras que los sólidos fundamentales deberían seguir respaldando el gasto de los consumidores. Todo ello, junto con el retraso en la aplicación de los aranceles, sugiere que los riesgos para la inflación son al alza y que no se justifican recortes inmediatos de los tipos de interés.

Nuestra visión optimista de la economía de la zona euro también parece estar cumpliéndose. Esperamos que el sólido crecimiento de la primera mitad de este año se vea reforzado por la disminución de la incertidumbre tras la firma del acuerdo comercial entre la UE y EE.UU., mientras que la política monetaria y fiscal más flexible impulsa una aceleración cíclica. Sin embargo, esto probablemente signifique que el ciclo de flexibilización del BCE ha llegado a su fin.

Por otra parte, nuestra hipótesis de que las presiones estanflacionistas impedirían al Banco de Inglaterra aplicar nuevas bajadas de tipos de interés también parece estar en lo cierto. Es poco probable que el crecimiento del PIB supere mucho el 1%, pero las limitaciones de capacidad hacen que incluso unas tasas de crecimiento tan escasas mantengan la inflación elevada durante algún tiempo más. De hecho, tememos que la inflación supere el 4% en los próximos meses y se mantenga por encima del 3% al menos hasta mediados de 2026. A falta de un debilitamiento más pronunciado del mercado laboral o de una restricción fiscal en los presupuestos de otoño, es probable que el tipo bancario se mantenga en el 4% en el futuro inmediato.

La economía china sigue estancada en una crisis inmobiliaria deflacionaria. El crecimiento fue sólido en la primera mitad del año, ya que los sucesivos retrasos en los aranceles estadounidenses allanaron el camino para una anticipación de las exportaciones de productos manufacturados. Sin embargo, los datos de julio fueron débiles y esperamos una mayor desaceleración a medida que las exportaciones se reviertan y el debilitamiento del apoyo fiscal afecte al crecimiento interno. El exceso de capacidad significa que la deflación sigue siendo una preocupación y que es poco probable que el crecimiento del PIB nominal cumpla con las expectativas del mercado.

Las perspectivas para el resto del mundo emergente son mejores y podrían mejorar aún más si el dólar sigue depreciándose. Los bancos centrales ya han aprovechado el margen creado por el impulso deflacionario de las monedas más fuertes para recortar los tipos de interés, lo que debería impulsar la demanda interna en 2026. La India ha estado a la vanguardia del último ciclo de recortes de tipos, mientras que hay muchas posibilidades de que Brasil comience a flexibilizar su política antes de que termine el año.

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