Análisis

¿Cuál es el impacto del Covid-19 en los bancos europeos?

Con Europa como epicentro de la crisis del coronavirus, analizamos las perspectivas del sector bancario de la región.

La propagación del coronavirus está provocando que los países de toda Europa entren en "bloqueo" con la actividad económica y la vida cotidiana ‘parada’ para millones de personas. Es evidente que esto está teniendo un impacto extremadamente perturbador en el sector bancario, aunque las autoridades están tomando medidas para mitigar los peores efectos.

En cuanto a las perspectivas de los bancos, éstas dependerán de: a) la duración del período de crisis del Covid-19, y b) del grado de respuesta de los gobiernos. El primer punto es, por supuesto, por el momento desconocido. Sin embargo, hemos visto innumerables respuestas de los gobiernos anunciadas en toda Europa: aplazamientos del pago de impuestos, moratorias de la deuda, garantías de crédito, etc., para mitigar los efectos de la crisis. También hemos visto a los bancos centrales recortar los tipos de interés, reduciendo así el coste de los préstamos a corto plazo.

Lo que está claro es que no todos los bancos experimentarán el impacto de la crisis de la misma manera. Algunos están mejor posicionados que otros para capear esta crisis y, por eso, la selección de acciones será fundamental a la hora de invertir en el sector.

Los riesgos son claramente elevados, pero vemos una baja probabilidad de que se fuerce un rescate al sector.

¿Habrá una contracción del crédito en Europa?

Es probable que el impacto material más importante de la crisis en los bancos sea el aumento de las pérdidas crediticias. Muchos gobiernos europeos han puesto en marcha planes de garantía de crédito que consideramos vitales para asegurar que no habrá un colapso. Estos planes suavizarán (pero no compensarán totalmente) el impacto de la crisis en las pérdidas crediticias; una estructura típica es que el banco se haga cargo del 20% de las pérdidas y el gobierno del 80%.

Las medidas de indulgencia impulsadas por los gobiernos (por ejemplo, ofrecer moratorias hipotecarias) también reducirán los probables cargos por pérdidas crediticias. (Un cargo por pérdida de crédito es un gasto registrado en la cuenta de pérdidas y ganancias de un banco para reflejar el riesgo de que un prestatario no reembolse la cantidad que debe al banco en su totalidad; las leyes de contabilidad actuales exigen que este cargo refleje, tanto los incumplimientos reales de los préstamos, como un cargo por adelantado contra los préstamos en curso)

Riesgos de una caída prolongada

Cuanto más larga y profunda sea la caída, mayor será el riesgo de que se vean afectados los beneficios y el capital de los bancos. En esta etapa, algunos sectores parecen estar más en riesgo que otros (por ejemplo, el petróleo y el gas, la aviación, los viajes, el ocio y algunos comercios minoristas).

En la práctica, es probable que el deterioro de la calidad de los activos tenga una base más amplia. Además, las normas de contabilidad (concretamente la NIIF 9) tienen el potencial de "cargar la delantera" con las pérdidas (porque ahora las pérdidas se calculan en función de lo esperado, no de lo incurrido).

No nos sorprendería ver alguna forma de indulgencia regulatoria adicional en este caso si el período de interrupción pasa de semanas a meses. La sensibilidad de los beneficios y el capital de los bancos a los cargos por pérdidas crediticias más elevados varía sustancialmente. Es un factor clave que tenemos en cuenta al considerar las acciones en las que invertir. 

Claramente, los ingresos también se han deteriorado. A corto plazo, es probable que los ingresos por comisiones y operaciones comerciales se vean más presionados que los ingresos netos por intereses.

Una vez que veamos una recuperación, estas líneas (los ingresos por comisiones) se recuperarán rápidamente. Los ingresos netos por intereses son más parecidos a las rentas y por lo tanto serán más resistentes a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo, los tipos de interés más bajos continuarán erosionando los márgenes.

Una vez más, se percibe una divergencia en el impacto en el sector. Destacamos que los bancos nórdicos son más sólidos en estos momentos, en parte porque tienen una mayor capacidad de reajustar el precio de los préstamos en libros. Los bancos de la zona euro y del Reino Unido son potencialmente más vulnerables.

Es importante señalar que, fundamentalmente, el impacto en los precios de las acciones derivado de las mayores pérdidas crediticias, no debería ser el mismo que el impacto derivado de menores ingresos. Los impactos de las pérdidas crediticias anormalmente grandes deben considerarse 1x eventos de precio-beneficio, mientras que las presiones de los ingresos netos por concepto de intereses deprimirán el retorno a medio plazo del capital tangible y, por lo tanto, del valor razonable (fair value). 

Una caída prolongada puede obligar a los bancos más débiles a cancelar los dividendos y, en última instancia, a ampliar capital. La relajación anunciada de las reservas de capital por parte de los bancos centrales de toda Europa es importante para ganar tiempo, pero es de esperar que en algún momento haya que reconstruir los niveles de capital.

Para algunos bancos esto implicaría un deterioro de su capacidad de pagar dividendos y/o un aumento del número de acciones. Este es otro factor que hace que la selección de acciones sea tan importante.  

¿Podría el sector bancario europeo experimentar un repunte?

Hasta ahora, la intervención de los gobiernos y del banco central ha hecho poco para calmar los temores del mercado. La única solución inmediata sería una vacuna o una cura , pero aún quedan unos meses.

El índice MSCI Europa ha caído un -33,7% en lo que va de año, y el subíndice bancario -43,5% (fuente: FactSet, a fecha de 19 de marzo).

Sin embargo, gran parte de la presión proviene de la naturaleza de la respuesta de los gobiernos al Covid-19, más que del virus en sí. En la actualidad ningún gobierno tiene una estrategia de salida clara, pero sería sorprendente que estos cierres generalizados se mantuvieran a medio plazo, ya que esto sería social y económicamente insostenible.

Si esta interrupción se mide en semanas en lugar de meses, entonces el sector tiene el potencial de recuperar con fuerza. Con una acción eficaz de los gobiernos y del Banco Central, el impacto en los beneficios de 2021 o 2022 podría terminar siendo significativamente menor que los descensos del precio de las acciones que hemos visto.

En cuanto a la valoración, el sector bancario europeo cotiza con una relación precio/beneficios de 2021 de sólo 6 veces, en comparación con la relación precio/beneficios media a plazo de 10 años de 9,4 veces. A esto hay que sumarle un rendimiento de dividendos de casi un 10%.

¿Y qué podría causar más caídas?

El mayor riesgo es una caída prolongada en la que la situación actual persista a medio plazo. Esto probablemente significaría que muchos bancos se convertirían en deficitarios.

Sin embargo, a los niveles de valoración actuales el mercado ya está asumiendo una probabilidad razonable de que esto ocurra.

Los bancos gozan de mejor salud ahora que en 2008

Es importante señalar que los bancos europeos entran en esta crisis en mejor estado de salud que al comienzo de la crisis financiera mundial de 2008/9. Los bancos tienen fuertes niveles de capitalización, fuertes reservas de liquidez, están viendo ahora una relajación en lugar de un endurecimiento de los requisitos reglamentarios, y son el conducto de apoyo gubernamental para las empresas y los individuos afectados.

En nuestra opinión, el riesgo de que los precios de las acciones se desplomen mucho más, con una recapitalización forzosa impuesta a los accionistas, parece bajo.

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