Educación

El miedo como factor en los mercados mundiales

Este artículo de Kenneth Rogoff  fue publicado originalmente en el número de abril de 2016 de la revista ForexDuets

  • Kenneth Rogoff es profesor de Economía y de Políticas Públicas de la Universidad de Harvard (EE UU).


La extraordinaria volatilidad que experimentaron los mercados el año pasado está fuertemente vinculada con riesgos e incertidumbres genuinos, debidos a factores como el crecimiento chino, los bancos europeos y el exceso de oferta de petróleo. En los dos primeros meses de este año, muchos inversores entraron en pánico al considerar la posibilidad de que hasta Estados Unidos, el país con la historia de crecimiento más reconfortante, estuviese a punto de caer en recesión. De hecho, el 21 % los expertos que participan en la encuesta mensual de The Wall Street Journal creían que la recesión estaba a la vuelta de la esquina. No negaré que existen riesgos. Un golpe lo suficientemente grande al crecimiento de China o al sistema financiero europeo ciertamente podría convertir el lento crecimiento de la economía mundial en recesión. Una idea aún más aterradora es que a esta altura del año que viene, la presidencia estadounidense tal vez se haya convertido en un reality show.

Sin embargo, desde una perspectiva macroeconómica, las variables fundamentales no se ven tan mal. Los datos sobre el empleo y la confianza de los consumidores se ven sólidos, y el sector petrolero no es lo suficientemente grande respecto del PIB como para que el colapso de sus precios ponga a la economía estadounidense de rodillas. De hecho, el impulsor menos valorado del sentimiento del mercado en la actualidad es el miedo a otra gran crisis. Existen algunos paralelismos entre el actual desasosiego y el sentimiento del mercado en la década posterior a la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos tenemos una gigantesca demanda de activos seguros (por supuesto, la represión financiera también jugó un papel importante en la posguerra, ya que los gobiernos forzaron a los inversores privados a comprar deuda a tasas de interés inferiores a las del mercado). Incluso una década después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el famoso economista John Kenneth Galbraith opinó que el mundo podría experimentar otra depresión, hubo agitación en los mercados.

La gente aún recordaba la caída del 90% de la bolsa estadounidense durante los primeros años de la Gran Depresión. Allá por la década de 1950, no era difícil imaginar que las cosas pudieran complicarse una vez más. Después de todo, el mundo terminaba de transitar una serie de catástrofes, entre las que se contaban dos guerras mundiales, una epidemia de influenza y, por supuesto, la propia Depresión. Hace sesenta años, el fantasma de la guerra atómica también se veía demasiado real. La gente hoy no necesita que le recuerden cuán rápida y profundamente pueden caer los mercados de acciones. Después de la crisis financiera de 2008, las acciones estadounidenses experimentaron una baja superior al 50 %. Los mercados de renta variable en algunos otros países cayeron considerablemente más: el de Islandia, por ejemplo, se desplomó más del 90 %. No sorprende entonces que cuando la reciente baja del mercado llegó al 20 %, muchos se preguntaron cuánto peor podía ser y si los temores de una nueva recesión podrían convertirse en una profecía autocumplida.

La idea es que los inversores se preocupan tanto por una recesión y las acciones sufren caídas tan pronunciadas que el sentimiento bajista incide sobre la economía real a través de una gran reducción del gasto, que genera la caída temida. Pueden tener razón, incluso si los mercados sobreestiman su propia influencia sobre la economía real. Por otra parte, el hecho de que EE. UU. se las haya ingeniado para avanzar a pesar de las dificultades mundiales sugiere que su demanda interna es robusta, pero esto no parece impresionar a los mercados. Incluso aquellos inversores que mantienen un cauto optimismo respecto de la economía estadounidense se preocupan por la posibilidad de que la Reserva Federal de ese país considere que el crecimiento es motivo para continuar aumentando las tasas de interés y que eso genere enormes problemas para las economías emergentes. Hay otras explicaciones para la volatilidad además del miedo, por supuesto. La más simple es que realmente estamos mal. Tal vez los riesgos individuales no sean del mismo orden de magnitud que en la década de 1950, pero su cantidad es mayor y los mercados partieron de una situación mucho más inflada.
 

La información de estas páginas contiene declaraciones prospectivas que implican riesgos e incertidumbres. Los mercados e instrumentos descritos en esta página tienen únicamente fines informativos y de ninguna manera deben considerarse una recomendación para comprar o vender estos activos. Debe hacer su propia investigación exhaustiva antes de tomar cualquier decisión de inversión. FXStreet no garantiza de ninguna manera que esta información esté libre de errores, errores o incorrecciones materiales. Tampoco garantiza que esta información sea de carácter oportuno. Invertir en Mercados Abiertos implica una gran cantidad de riesgo, incluida la pérdida de la totalidad o una parte de su inversión, así como angustia emocional. Todos los riesgos, pérdidas y costos asociados con la inversión, incluida la pérdida total del principal, son su responsabilidad. Los puntos de vista y las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente la política oficial o la posición de FXStreet ni de sus anunciantes.


Contenido relacionado

Cargando



Copyright © 2024 FOREXSTREET S.L., Todos los derechos reservados.